Durante una visita a su antigua escuela, Novak Djokovic se reencontró con su conserje de 79 años que aún trabajaba para mantener a su familia, y con un gesto inesperado y emotivo, le cambió la vida para siempre delante de toda la comunidad escolar.

 

Novak Djokovic remonta en una maratón de casi cinco horas ante Cerúndolo y  se mete en cuartos de Roland Garros

 

Nadie esperaba que una visita nostálgica se convirtiera en una historia que emocionaría a todo un país.

Novak Djokovic, el campeón serbio y uno de los tenistas más grandes de todos los tiempos, decidió regresar a su antigua escuela secundaria en Belgrado, donde dio sus primeros pasos como estudiante antes de convertirse en una leyenda del deporte mundial.

El motivo era simple: recordar sus orígenes, reencontrarse con viejos profesores y compartir con los jóvenes que ahora ocupan los pupitres que alguna vez él llenó de sueños. Pero lo que sucedió ahí superó cualquier expectativa.

Al entrar en los pasillos del colegio, Djokovic se encontró con una figura entrañable de su pasado: el señor John, el conserje que durante años fue testigo silencioso de los esfuerzos, los entrenamientos, los momentos de soledad y también las alegrías del joven Novak.

Para sorpresa de todos, el señor John seguía trabajando… a sus 79 años.

Sus manos curtidas por el tiempo seguían limpiando suelos, arreglando puertas y cuidando con cariño cada rincón de una escuela que había visto pasar generaciones.

Conmovido, Djokovic se acercó al hombre que alguna vez le ofrecía palabras de ánimo cuando el frío de invierno hacía más duros sus días de entrenamiento.

En medio de lágrimas y risas, hablaron de los viejos tiempos, de los partidos escolares y de los sueños que Novak solía compartir entre clases.

Pero lo más impactante fue descubrir por qué el señor John seguía trabajando a una edad en la que muchos ya descansan: lo hacía para mantener a sus nietos, porque su pensión no alcanzaba y su familia dependía de él.

 

Djokovic: "El de 2008 es el Abierto de Australia más especial de mi carrera"

 

Lo que vino después fue inesperado incluso para quienes conocen la faceta solidaria del tenista. Sin previo aviso, Djokovic organizó una reunión en el auditorio de la escuela, invitando a alumnos, profesores y familiares del personal.

Allí, tomó el micrófono y, visiblemente emocionado, anunció que se haría cargo de la jubilación completa del señor John.

No solo eso: también cubriría los gastos médicos del conserje y financiaría la educación universitaria de sus dos nietos. El auditorio estalló en aplausos. Algunos lloraban. El señor John no podía hablar.

Este gesto, lejos de ser un acto aislado, está profundamente ligado a la filosofía de vida de Djokovic.

Aunque ha ganado 24 Grand Slams, ha sido número uno del mundo durante más de 400 semanas y es considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos, nunca ha olvidado sus raíces.

Nacido en la Serbia de los años 80, en medio de un país fragmentado por las guerras y la inestabilidad, su infancia estuvo marcada por los bombardeos de la OTAN, las carencias económicas y una familia que luchó cada día para que él pudiera entrenar.

Desde hace años, Djokovic dirige la Fundación Novak Djokovic, centrada en el desarrollo infantil y la educación en Serbia. Ha financiado la construcción de más de 50 escuelas y ha ayudado a miles de niños a tener acceso a oportunidades que él mismo no tuvo.

Pero, en esta ocasión, el acto fue personal. Era un homenaje a alguien que lo había ayudado sin pedir nada a cambio. “Él creyó en mí cuando nadie lo hacía”, dijo Novak ante los presentes. “Hoy quiero devolverle un poco de todo lo que me dio con su cariño silencioso.”

 

Zverev defiende a Djokovic tras los abucheos de algunos aficionados: "No  silbéis a un jugador cuando se retira por una lesión"

 

La noticia no tardó en recorrer todo el país. Las redes sociales se inundaron de mensajes de admiración, no solo hacia Djokovic, sino hacia todos esos trabajadores invisibles que forman parte esencial de la infancia de millones de personas.

Las imágenes del conserje abrazando a Novak, los ojos brillantes de sus nietos y la emoción colectiva vivida en esa escuela se convirtieron en símbolo de esperanza y humanidad.

La historia también reavivó el debate sobre las condiciones laborales de los adultos mayores en Serbia, donde muchos ancianos se ven obligados a seguir trabajando por las bajas pensiones.

El gesto de Djokovic, aunque no resuelve un problema estructural, sirvió como recordatorio de que la empatía puede tener un efecto multiplicador, inspirando a otros a actuar y a valorar a quienes permanecen en la sombra, sosteniendo el día a día con esfuerzo y dignidad.

Mientras Djokovic continúa su temporada en el circuito ATP, preparando su participación en Roland Garros, su gesto en Belgrado ha dejado una marca mucho más profunda que cualquier trofeo.

Porque, al final, lo que define a una leyenda no son solo los títulos que gana, sino el corazón que demuestra fuera de la cancha. Y el corazón de Novak Djokovic, una vez más, ha demostrado estar a la altura de su grandeza.

 

Djokovič postoupil na US Open do 3. kola, jeho krajan Djere duel skrečoval  | ČeskéNoviny.cz