El hijo de Julio Iglesias y la extenista de 44 años ampliarán una familia que vive de forma muy discreta en una millonaria mansión en Miami.

Pese a que en 2023 anunciara una despedida de los escenarios y de la música que todavía no se ha producido, Enrique Iglesias sigue en plena forma.

Tanto que sus 50 años recién cumplidos será padre por cuarta vez junto a Anna Kournikova.

De este modo, el cantante y la extenista, que el pasado mes de junio cumplía 44 años, ampliarán el ya numeroso clan de los Iglesias-Preysler.

Por el momento son padres de tres hijos: los mellizos Lucy y Nicholas, nacidos en 2017, y una niña llamada Mary, nacida en 2020.

Ha sido la revista ‘¡Hola!’ la que avanzaba que Anna Kournikova ya se encuentra en la mitad del embarazo , gracias a una fuente cercana a la pareja que confirma que todo va bien.

Sin embargo, esta feliz noticia llega poco después de que la deportista rusa fuera fotografiada en silla de ruedas y con una bota protectora, lo que desató una oleada de preocupación entre sus fans por un posible problema de salud.

Falsa alarma: unas semanas más tarde ya la veíamos totalmente recuperada, llevando a sus hijos a una clase de artes marciales.

Retirada del tenis en 2003, Anna Kournikova lleva junto a Enrique Iglesias desde 2001. La pareja, que se conoció durante el rodaje del videoclip ‘Escape’ del artista español, ha mantenido un perfil extremadamente bajo durante más de dos décadas, sin hacer apenas apariciones conjuntas.

Mientras, el hijo de Julio Iglesias e Isabel Preysler continúa con su gira de conciertos, con fechas programadas desde México a Bulgaria o la India, sin que apenas trascienda nada sobre su novia y sus hijos en estos últimos años.

Quizá sea esa libertad y esa protección a ultranza de su intimidad uno de los secretos de la aparente eterna juventud del cantante.

Enrique y Anna: su discreta vida familiar en Miami

El mayor misterio que rodea a la familia Iglesias-Kournikova, más allá de dónde guarda Enrique su propio retrato de Dorian Gray, es si realmente se han casado o no.

Al igual que pasó durante años con Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez, el cantante ha insistido anteriormente en que no le preocupaba casarse, pero también se ha referido a Kournikova como «mi esposa».

Cuando se le preguntó por qué se refería a Anna como su mujer aclaró: «Solo quería ser cariñoso en ese momento.

Sinceramente, no era mi intención confundir a la gente. Pensé que sería más fácil de entender para el público que si la llamaba ‘mi chica’.

Nunca he pensado que el matrimonio fuera a suponer una gran diferencia. Quizá sea porque mis padres están divorciados, pero no creo que se quiera más a alguien por un trozo de papel«.

Alejado en buena medida de los grandes eventos familiares, eso no significa que el artista mantenga una mala relación con sus hermanos, fruto de los matrimonios de su madre con Julio Iglesias, Carlos Falcó y Miguel Boyer: Chábeli, Julio José, Tamara y Ana. Pese a que también viven como él en Miami, no es del dominio público si tiene algún trato con sus hermanastros menores, los hijos de Miranda Rijnsburger.

Lo que está claro es que tanto Enrique Iglesias como Anna Kournikova están volcados en su vida familiar y disfrutan al máximo de la infancia de sus hijos.

De hecho, sus respectivas cuentas de Instagram están plagadas de instantáneas infantiles. Evidentemente, los niños y su felicidad son fuente de juventud para la pareja que, sintomáticamente, no publica apenas fotos de ambos juntos.

Anna Kournikova y su temprano adiós al tenis

La extenista rusa irrumpió con fuerza en el mundo de la raqueta cuando se convirtió en profesional con solo 14 años.

Llegó a ocupar el octavo puesto en la clasificación mundial, pero nunca ganó un título de Grand Slam en individuales.

Sin embargo, en dobles disfrutó de un mayor éxito una vez que se asoció con Martina Hingis. Juntas, ganaron el Open de Australia en 1999 y de nuevo en 2002.

Nunca confirmó oficialmente su retirada, pero su último partido fue en mayo de 2003, cuando tenía 21 años. La carrera de Anna Kournikova se vio empañada por numerosas lesiones en la espalda y los pies.

En una entrevista con The Guardian el año en que se retiró, habló abiertamente del dolor que había soportado por culpa del tenis.

«Solo jugaré mientras me divierta. Es importante darse cuenta de que el tenis no es lo único que importa en la vida», afirmó entonces Kournikova. «Básicamente, he tenido una lesión casi todos los años«, explicó la ex tenista. Ahora, más de dos décadas después de su adiós a las pistas, disfruta de una vida sin las presiones de la fama y lejos de los rigores de la alta competición.