‘El tarrito de Algeciras’ llegó con su guitarra y sus dotes de seducción intentando que Jeannine cayera rendida a sus pies. Pero su pretendienta era un hueso duro de roer.

Juan Carlos (58), ‘El tarrito de Algeciras’ llegó guitarra en mano y repartiendo galantería para impresionar a su cita de ‘First Dates’.

El artista gaditano no escatimó en halagos para con su acompañante… pero todavía más hacia sí mismo.

No se considera más que nadie, aunque dejó constancia de que toda mujer que lo prueba, repite siempre. «1 de cada 2.000 niños nacen con el capullo que yo tengo, entonces al penetrar a la mujer le da mucho gusto», desarrolló ante las cámaras.

Le dio la bienvenida a Jeannine (55), limpiadora y artista valenciana, con lo otro que mejor sabe hacer: tocar la guitarra. Su cita lo acompañó marcándose un baile que lo dejó impresionado. «Yo creo que me empalmé en ese momento y todo. Si baila así en la cama tiene que ser una leona. Me puso muy cachondo», confesó el donjuán.

Sin embargo, el gesto se le volvió en contra. La soltera buscaba un hombre con quien le entraran calores al verlo. «Entonces me dejo llegar el braguero, las telas de araña y lo que fuese», aseguró en su presentación.

Y para empezar, el estilismo de Juan Carlos la echó para atrás. «Para ir de tablao flamenco, sí. Pero para eso me hubiera venido aquí con mi bata de cola».

Juan Carlos no deja hablar a Jeannine

Jeannine aseguró tener la capacidad de darse cuenta de qué va un hombre en solo dos minutos.

Y ese fue el tiempo que tardó en desesperarse por el monólogo de su cita sobre sí mismo durante la cena.

«Si solo hablas de ti y de ti y ni siquiera me estás escuchando, no me dejas soltar ni prenda y tal…», se quejó con el equipo de ‘First Dates’.

‘Tarrito’, ajena a las caras de incomodidad de su acompañante y a que solo respondía con monosílabos, continuó media velada presumiendo de sus atributos sexuales. «Me gusta mucho el sexo. Aunque ahora me lo tengo que hacer solo, cuando una mujer me prueba repite y ya no me deja en paz. Las mujeres alucinan conmigo, sobre todo cuando me levanto… Madre mía la tienda de campaña. Por la mañana, por la tarde y por la noche», se pavoneó.

No obstante, en lugar de encandilarla la espantó más. «Aquí se viene a lo que se viene, y que un hombre se ponga delante de mis morros ‘yo, yo y yo, y lo mucho que me empalmo, y lo mucho que follo’… Ten un poquito de educación y me lo cuentas si acaso la segunda vez.

La guitarra tiene un agujero así, ya sabes por dónde meterla», se desahogaba en los totales visiblemente molesta.

Entretanto, la imaginación del soltero echaba a volar creyendo que tenían buen feeling. Puede que seas la mujer de mi vida. «No me importaría casarme contigo», le soltó a ella.

Después, en la intimidad, le volvió a decir un tema pensando que no se iba a poder resistir a sus encantos. «En el reservado cuando le he cantado ‘Me muero por ella’ he visto cómo ha vibrado. Y yo pensando para mí que si me ve en la cama va a alucinar. Con ella me iría de gira al fin del mundo y en el camerino antes de salir a actuar el polvete asegurado. La veo una mujer para mi», volvió a insistir.

No es de extrañar que se llevara un gran chasco cuando le tocó a Jeannine darle un beso sorpresa siguiendo las instrucciones del programa.

Ella salió del paso dándoselo en el sombrero y no dónde a él le hubiera gustado.

Y pese a todo, no se rindió hasta la decisión final. «Me iría al fin del mundo», declaró al ser preguntado si quería una segunda cita con Jeannine. Esta, por su parte, intentó suavizar las calabazas con la clásica excusa de quedar como amigos.