Goyo Jiménez revela en ‘El Hormiguero’ el motivo tras su radical cambio de look: “Me dio un ataque de ansiedad”

El cómico ha acudido al programa de Pablo Motos para promocionar su espectáculo en el Teatro Capitol Gran Vía de Madrid, ‘Misery Class’, pero ha sorprendido a todos con su radical cambio de look.

Puede que el nombre de Gregorio Jiménez Tornero (55 años) no resuene en la cabeza de muchos, pero sí se dice Goyo Jiménez la cosa cambia.

Humorista por ciencia infusa, cuenta además con un perfil camaleónico: actor, guionista, productor, presentador y director.

Lleva décadas en lo más alto de la comedia en nuestro país siendo uno de los grandes exponentes del conocido como humor manchego (el que gobierna en España) como buen albaceteño que es.

Al menos de adopción porque en realidad nació en Melilla.

Este jueves cierra la semana de ‘El Hormiguero’ para promocionar su espectáculo ‘Misery Class’ que podrá verse en el Teatro Capitol de Gran Vía.

Además, es uno de los rostros de la nueva edición de ‘Tu cara me suena’, donde interpretara a Robbie Williams o el Príncipe Gitano como ha adelantado Pablo Motos esta noche.

Sin embargo, antes de poder promocionar nada, el cambio radical de Goyo Jiménez ha acaparado todas las miradas.

El humorista saludaba rápidamente al presentador y se dirigía a la mesa.

“Bueno, te has quitado la barba”, ha dicho Motos.

Sonriendo, Jiménez ha explicado el motivo por el que se ha afeitado su larga barba tras 17 años con ella.

“Cuando no tienes nada y lo poco que tienes te lo quitas…”, ha bromeado antes de dar la explicación real: “Tenía que hacer ‘Tu cara me suena’ y con la barba era hacer de Conchita Wurst y pocos más”.

De esta manera, su barba le impedía poder interpretar a los distintos artistas que le han tocado en el programa de Antena 3. Eso sí, no ha sido fácil.

Goyo ha reconocido que el día que se la afeitaron se encontró fatal.

“Te juro que me mareé. Me entró un ataque de ansiedad. Esa noche como me caractericé, fui al baño, me miré y no me reconocí”, ha admitido.

De sus orígenes laborales a su profesión frustrada

Se subió por primera vez a un escenario con 14 años.

Tres años después ya había fundado su propia compañía de teatro amateur para interpretar los grandes clásicos sobre las tablas.

Una vez cursada la carrera de Derecho en la Universidad de Castilla-La Mancha, Goyo Jiménez decidió embarcarse en su sueño: convertirse en artista.

Estudió Arte Dramático en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD).

En 1998, comenzó a trabajar como actor profesional en el teatro.

Su talento destacó entre los ojos de los expertos hasta que dio el salto a la fama en ‘El Club de la comedia’.

En televisión se le ha visto en ‘La hora de José Mota’, programa donde también realizó labores de codirector y guionista.

Presentó ‘No le digas a mamá que trabajo en la tele’ (Cuatro) y el espacio de divulgación científica ‘Órbita Laika’ (La 2), además ser colaborador de ‘Zapeando’ (laSexta). Lo curioso es que no era su primera opción. De joven soñó con ser un legionario como su padre.

“Me gusta mucho la historia militar y las armas, como curiosidad científica, no para usarlas. En su momento me lo planté.

Mi propio padre fue el que me lo intentaba sacar de la cabeza diciendo que, como cualquier institución humana, el Ejército tiene zonas muy claras y muy oscuras.

‘Lo tuyo son otras cosas’, me decía y me lo dejó claro. Yo confié en él”, contó en una ocasión, admitiendo que tenía mucha razón.

Su vínculo con los Reyes Felipe y Letizia

Ser cómico es algo que nunca se planteó.

“Sinceramente yo nunca he querido ser cómico, sino escritor, pero en esto he encontrado una forma de llevar mis escritos al público. Lo que me sigue llenando es escribir. Soy muy feliz escribiendo”, dijo en ‘Madrid Directo’, el programa radiofónico de Nieves Herrero, el pasado mes de enero.

Su humor va mucho más allá que las simples carcajadas. Invita a la reflexión.

Es tal su ingenio que es el favorito de los Reyes Felipe y Letizia.

Hace reír al público, pero también supone un bálsamo de tranquilidad para él.

Consigue estar en paz sobre el escenario, que es lo único que busca.

De hecho, cuando falleció su padre trabajó ese mismo día.

“Tenía cáncer y pude acompañarle en sus últimos momentos.

Lo enterramos y me fui a actuar el mismo día porque el humor es mi liturgia, mi forma de superarlo”, reconoció en esa misma entrevista.

Paloma Mefer, su esposa y compañera de trabajo

Su faceta personal la ha llevado con total discreción.

Se sabe que está casado con la fotógrafa Paloma Mefer desde el año 2016.

También se conoce cómo le pidió matrimonio ya que fue una pedida que parece sacada del guion de una comedia romántica de la gran pantalla.

Un 14 de febrero, Día de los Enamorados, y en medio de uno de sus espectáculos.

La sorprendió con una proyección de las fotografías de su historia de amor para después hincar rodilla y hacerle la gran pregunta.

Ella, además, es su compañera de trabajo. Ocupa el puesto de mánager en su equipo.

“Ahora trabajo mano a mano –y a tiempo completo– con mi mejor amigo y compañero de vida. En definitiva, ahora tengo menos tiempo para hacer trabajo fotográfico”, escribía ella en sus redes sociales.