Su vida no siempre ha sido fácil, ni en lo laboral ni en lo persona, pero siempre ha salido adelante.

Mecano: ¿a qué se dedican ahora sus exmiembros?

Nacho Cano, uno de los nombres más emblemáticos del pop español, no solo ha sido protagonista de una brillante carrera musical con Mecano, sino también de una vida personal intensa, marcada por grandes pasiones y una relación compleja y distante con su hermano y antiguo compañero de banda, José María Cano.

Detrás del genio creativo y del éxito internacional, se esconde una historia de emociones profundas, heridas familiares y amores inolvidables.

Las tres grandes pasiones de Nacho Cano

A lo largo de su vida, Nacho Cano ha tenido tres grandes pasiones que han marcado su camino: la música, el amor y la espiritualidad.

La música: su vocación y refugio

La intrahistoria del concierto de Nacho Cano en la Puerta del Sol: cómo se  fraguó y lo que no se vio

Desde muy joven, Nacho Cano demostró un talento musical excepcional.

Junto a su hermano José María y Ana Torroja, fundó Mecano, el grupo que revolucionó el pop español en los años 80 y 90.

Como compositor y productor, Nacho fue responsable de algunos de los mayores éxitos del grupo, como “Hijo de la Luna”, “La fuerza del destino” o “Me cuesta tanto olvidarte”.

Tras la disolución de Mecano, Nacho Cano continuó explorando nuevos caminos en la música, desde su aclamado musical “Hoy no me puedo levantar” hasta su trabajo en solitario.

La música ha sido siempre su motor creativo y su manera de canalizar emociones, especialmente en los momentos más difíciles.

El amor: relaciones intensas y mediáticas

Nacho Cano y Penélope Cruz en 1990

En el terreno sentimental, Nacho Cano ha vivido romances apasionados que no pasaron desapercibidos para la prensa.

Su relación con la actriz Penélope Cruz fue una de las más sonadas en los años 90.

A pesar de la diferencia de edad, la pareja compartió varios años juntos, y ella incluso participó en algunos de sus proyectos musicales.

Además de Cruz, Nacho mantuvo otras relaciones que, aunque más discretas, también dejaron huella en su vida.

Sus amores han sido fuente de inspiración y, a veces, también de dolor.

El músico ha confesado en entrevistas que el amor lo ha llevado tanto a lo más alto como a los momentos más oscuros de su existencia.

La espiritualidad: el camino del autoconocimiento

Mecano: la rivalidad de Nacho y José María Cano

Una faceta menos conocida de Nacho Cano es su interés por la espiritualidad, el yoga y la meditación.

Durante un tiempo, vivió en la India y estudió filosofías orientales, buscando un equilibrio interno que la fama y el éxito no podían darle.

Esta búsqueda personal ha influido notablemente en su estilo de vida y en su visión del mundo.

Su espiritualidad lo ha ayudado a reconectar consigo mismo y a sobrellevar los altibajos tanto personales como profesionales.

Una relación tensa: Nacho Cano y su hermano José María

A pesar de haber compartido escenario durante años, la relación entre Nacho y José María Cano nunca fue fácil.

Las diferencias creativas, personales e incluso ideológicas acabaron separándolos no solo profesionalmente, sino también familiarmente.

José María, más reservado y clásico, contrastaba con la personalidad rebelde y vanguardista de Nacho.

José María y Nacho Cano se reencuentran en el duelo familiar por la muerte  de su padre

Durante la etapa de Mecano, las tensiones entre ambos eran constantes, y aunque lograron mantener el grupo durante años, el desgaste fue evidente.

Tras la separación definitiva del grupo, los hermanos apenas han vuelto a colaborar ni a mostrarse públicamente juntos.

Esta distancia entre ambos ha sido motivo de especulación durante décadas.

Algunos allegados aseguran que hubo momentos de reconciliación, pero la herida emocional nunca se cerró del todo.

Hoy, cada uno sigue su camino por separado, dejando atrás una relación fraternal marcada más por el conflicto que por la cercanía.

Nacho Cano, más allá del músico brillante que conquistó a millones de personas en todo el mundo, es un hombre complejo, sensible y profundamente humano.

Su vida ha estado marcada por el éxito, pero también por la soledad, los desencuentros y una constante búsqueda de sentido.

Sus tres grandes pasiones —la música, el amor y la espiritualidad— han sido tanto su salvación como su condena.

Y su relación con José María, tan distante como simbólica, representa el otro lado del precio del éxito en el mundo del arte.