Un año después del fallecimiento de Carlos Goyanes, la empresaria ha hecho un bonito homenaje recordando a su padre con emoción y ha revelado el tributo especial que le ha organizado en Marbella.

El 7 de agosto de 2024, la vida de Carla Goyanes cambió para siempre. Su padre, Carlos Goyanes, reconocido empresario y productor teatral, fallecía inesperadamente mientras dormía en su residencia de Marbella a los 79 años.

A pesar de haberse sometido con éxito a una intervención para implantarle un marcapasos tan solo un año antes, y de gozar aparentemente de buena salud, la muerte lo sorprendió de forma repentina, al parecer por un infarto o paro cardíaco.

Pero lo que parecía ya un golpe devastador para la familia Goyanes-Lapique no sería el único:

solo 19 días después, el 26 de agosto, la tragedia volvió a tocar a la puerta con el fallecimiento de Caritina Goyanes, hermana de Carla, a los 46 años, por causas que nunca se hicieron completamente públicas.

Desde entonces, Carla y su madre, Cari Lapique, han permanecido más unidas que nunca.

Juntas han sostenido emocionalmente al viudo de Caritina, se han volcado en el cuidado de sus sobrinos, y se han refugiado en el trabajo como una forma de mantener la mente ocupada y seguir adelante.

Sin embargo, Carla tenía claro que el recuerdo de su padre no podía quedar en silencio ni en el olvido. Por eso, un año después, decidió rendirle un homenaje a la altura de su legado y de la huella que dejó no solo en su familia, sino también en la comunidad de Marbella.

Conmovida, Carla ha organizado el I Memorial Carlos Goyanes, un torneo de pádel celebrado en San Pedro de Alcántara, muy cerca de donde su padre residía.

No se trató de un simple torneo deportivo, sino de un encuentro familiar cargado de emoción, simbolismo y unidad, en el que participaron más de 130 niños de entre 5 y 16 años, muchos de ellos nietos y amigos cercanos de la familia.

El evento también incluyó una misa conmemorativa que sirvió como acto central de recogimiento y recuerdo.

A través de su cuenta de Instagram, Carla compartió un mensaje emotivo que ha tocado el corazón de miles de seguidores: “Hace ahora mismo un año que nos dejaste, pero yo no quiero que nadie te olvide, así que he creado este Memorial de Pádel con tu nombre.

Fuiste de los impulsores del pádel en Marbella en sus inicios y nos transmitiste a tus hijas y a tus nietos la pasión por este deporte. Lo mantendré siempre que pueda y espero que así lo hagan a su vez tus nietos, biznietos etc”.

Estas palabras estuvieron acompañadas de un vídeo repleto de recuerdos familiares junto a su padre, mostrando desde fotos íntimas hasta momentos públicos que reflejan la cercanía y complicidad entre ambos.

Además, Carla ha explicado que la edición de este año fue solo el comienzo de algo más grande. “El año que viene también participaremos mujeres y crecerá”, anunció, adelantando que la idea es que el Memorial se convierta en una tradición familiar anual.

En esta primera edición ya participaron 138 personas, hubo 10 técnicos en rotación, 10 niños voluntarios para ayudar con los más pequeños, y se contó con el respaldo de figuras muy cercanas a Carlos, como su mejor amigo y otros miembros de la familia.

“Estoy muy agradecida por todos los que me han colaborado para hacerlo posible. Confío en que lo hayas podido ver y disfrutar”, finalizaba su publicación, transmitiendo no solo nostalgia sino también un mensaje de esperanza y continuidad.

En declaraciones posteriores, Carla agregó que su padre “fue uno de los grandes impulsores del pádel aquí cuando empezó, y siempre nos transmitió el amor por este deporte.

Para él, no era solo una afición, era un punto de encuentro, una forma de vida y una manera de unir generaciones”.

Este homenaje no solo ha servido para honrar la figura de Carlos Goyanes, sino también para dar visibilidad al duelo vivido por su familia,

que ha sabido transformar la pérdida en una oportunidad para mantener viva la memoria de un hombre clave en la historia reciente de la vida social y cultural marbellí.

La ausencia de Carlos y Caritina pesa, pero también ha dejado una huella profunda que Carla, con determinación, está dispuesta a preservar.

Más allá del torneo, el Memorial se perfila como un acto simbólico que Carla quiere expandir en los próximos años, incluyendo más categorías,

mayor participación femenina y sobre todo, más actividades familiares, reafirmando que el legado de su padre va mucho más allá del teatro y los negocios.

En sus palabras: “Este torneo no es solo una competición, es una celebración de la vida, de lo que nos enseñó y de cómo queremos seguir teniéndolo presente”.

Hoy, Marbella no solo recuerda a un empresario, sino a un padre, abuelo y amigo que marcó una época. Y gracias al impulso de su hija, su nombre seguirá vivo, resonando entre las risas de los niños en las pistas de pádel y en los corazones de todos los que lo quisieron.