🚨Ronaldo a los 40: ¿Salvador o lastre de Portugal? Lo que pasó en la Nations League lo cambia TODO

Cristiano Ronaldo lo ha hecho de nuevo: ha marcado, ha levantado un trofeo y ha llevado a Portugal a la gloria.

Pero detrás de la euforia hay una sombra que sigue creciendo.

Con 40 años cumplidos, el máximo goleador de la historia del fútbol internacional aún tiene pólvora, pero ¿a qué costo?

En la reciente final de la Nations League contra España, Ronaldo marcó un gol crucial que llevó el partido a la prórroga, y finalmente al título.

También fue el héroe en semifinales contra Alemania, con otro gol decisivo.

Pero si uno observa más allá de las estadísticas, el panorama se vuelve mucho más turbio.

Ronaldo tuvo pérdidas peligrosas, entregó balones que casi terminan en goles en contra y su falta de intensidad para presionar se convirtió en una desventaja táctica.

Tres pérdidas que derivaron en remates rivales en una final es un dato que no se puede ignorar.

Y sin embargo, sigue marcando.

No con goles espectaculares, sino con el olfato de un cazador experimentado.

Su gol contra Alemania fue una jugada de instinto.

El de España, una definición simple pero oportuna.

Ahí radica el dilema: cuando marca, todo se perdona.

Pero cuando no lo hace, el equipo parece desorientado, casi limitado.

Basta recordar la Eurocopa 2024, donde no marcó ni un solo gol a pesar de intentarlo 19 veces.

Un récord negativo que deja huella.

La paradoja es aún más evidente si volvemos al Mundial de 2022.

Ronaldo fue suplente contra Suiza en octavos de final y el equipo jugó su mejor partido, ganando 6-1 con un hat-trick de su reemplazo, Gonçalo Ramos.

La selección brilló, conectó como un colectivo aceitado, y demostró que puede funcionar sin su histórico capitán.

Pero en cuartos, sin él desde el arranque, el equipo cayó contra Marruecos.

Entonces, ¿qué versión de Portugal es la verdadera?

El entrenador Roberto Martínez ha construido algo distinto a lo que hicieron sus antecesores.

Carlos Queiroz, Paulo Bento y Fernando Santos diseñaron esquemas alrededor de Ronaldo.

Martínez, en cambio, ha creado un sistema que puede incluirlo, pero no depende de él.

Cuando Ronaldo está, lo buscan en el área.

Cuando no está, el equipo gira alrededor de figuras como Rafael Leão, Bruno Fernandes o Bernardo Silva.

Es un Portugal más flexible, más moderno, más difícil de descifrar.

Pero el problema sigue latente.

En los partidos de alta intensidad, Ronaldo ya no puede seguir el ritmo.

No presiona como antes, no participa tanto en la elaboración.

Contra rivales que juegan rápido y presionan alto, su presencia puede volverse un ancla.

Aun así, su experiencia y su capacidad de aparecer en los momentos importantes siguen siendo activos valiosos.

Y es que Ronaldo no es sólo un jugador.

Es un símbolo, un mito viviente.

Para muchos en la plantilla, es un ídolo, alguien que estaba levantando trofeos cuando ellos apenas estaban aprendiendo a caminar.

João Neves ni siquiera había nacido cuando Ronaldo debutó con la selección.

Ese factor emocional, esa inspiración, no se mide en goles ni en estadísticas.

El propio Ronaldo lo sabe.

Sus lágrimas tras ganar la Nations League lo dijeron todo.

Era la cara de un hombre que ha ganado casi todo, pero que aún sueña con lo imposible: ganar un Mundial con Portugal.

2026 es su última oportunidad.

Y aunque su rol quizá deba ser distinto —más mentor que protagonista—, nadie puede negar que sigue siendo importante.

La pregunta que se impone es: ¿debe ser titular? La lógica dice que no en todos los partidos.

Hay enfrentamientos donde la movilidad y la presión son vitales, y ahí otros delanteros ofrecen más.

Pero hay contextos, como partidos trabados o con defensas cerradas, donde tener a Ronaldo en el área es una amenaza constante.

Lo que demostró esta última Nations League es que Ronaldo puede seguir siendo útil si se gestiona bien su presencia.

Ocho goles en nueve partidos no es algo que pueda descartarse.

Fue el segundo máximo goleador del torneo, superando a figuras como Mbappé o Kane.

A los 40 años, eso es simplemente extraordinario.

Portugal tiene una generación dorada y un sistema que por fin no gira alrededor de una sola estrella.

Eso es una bendición.

Pero tener a Ronaldo como opción sigue siendo una ventaja.

No como el único salvador, sino como el arma secreta que puede cambiar un partido cuando nadie más puede.

En definitiva, Ronaldo no está frenando a Portugal.

Lo que ha cambiado es que ahora el equipo puede ganar con o sin él.

Y eso, lejos de ser una amenaza para su legado, puede ser el mejor regalo que esta generación le da a su capitán: la posibilidad de cerrar su historia como parte de un colectivo ganador.

La cuenta atrás hacia el Mundial 2026 ha comenzado.

Y si algo queda claro después de todo lo vivido, es que Cristiano Ronaldo aún tiene un último capítulo que escribir.