Diogo Jota falleció la madrugada del 3 de julio de 2025 a los 28 años, en un trágico accidente automovilístico en la provincia de Zamora (España).

Regresaba en coche hacia Santander junto a su hermano André Silva, en un Lamborghini Huracán que sufrió un reventón de neumático.

El coche circulaba a alta velocidad por la A‑52 cuando se desvió, chocó, se incendió y ambos murieron en el acto.

Días después, la Guardia Civil confirmó que tanto el exceso de velocidad como el reventón contribuyeron al fatal desenlace.

Su muerte provocó una enorme conmoción en el ámbito futbolístico a nivel mundial.

El Liverpool retiró permanentemente su dorsal número 20 tras consultarlo con la familia.

En Anfield se rindieron tributos durante un partido de pretemporada.

Cristiano Ronaldo, la selección de Portugal, y otros clubes como Wolves, Porto y Atlético de Madrid expresaron su pesar.

Rubén Neves, excompañero y muy cercano amigo de Jota, compartió vestuario con él en Porto, Wolverhampton y la selección portuguesa.

Durante el cuarto de final del Mundial de Clubes entre Al‑Hilal y Fluminense, ambos clubes guardaron un minuto de silencio en Orlando.

Neves, junto a Joao Cancelo, no pudo contener las lágrimas.

Las cámaras captaron su rostro entre sollozos.

Horas más tarde, Neves emprendió el viaje a Portugal para asistir al funeral, celebrado en la Igreja Matriz de Gondomar.

Allí actuó como uno de los portadores del féretro.

En Instagram, Neves compartió una emotiva carta dirigida a Jota:

“Bug, donde quiera que estés sé que leerás esto…

Más que una amistad, somos familia…

A partir de hoy, entrarás al campo conmigo y seguiremos nuestro camino juntos…

¡Eres mi limonada favorita!

Amo‑te”.

Neves prometió también cuidar de su esposa y sus tres hijos.

La reacción de Rubén Neves representa no sólo el cariño profundo entre dos amigos sino también un compromiso emocional de preservar su legado.

Este sentido homenaje, tanto en los instantes previos al partido como en el esclarecimiento público de sus sentimientos, ha tenido una gran repercusión en medios y redes sociales.

El mundo del fútbol reconoce hoy no solo a un talento como Diogo Jota, sino también la huella humana de quienes le rodearon.