José Bardina, conocido como el más recio de los galanes venezolanos, se convirtió en un ícono de la televisión en América Latina, despertando pasiones en millones de fanáticas cada vez que aparecía en pantalla.

Sin embargo, su vida dio un giro inesperado tras la enfermedad y fallecimiento de su esposa, la actriz Amelia Román, lo que lo llevó a alejarse de los focos y enfrentar una dura realidad personal.

Amigos del actor José Bardina hablan sobre su carrera en TV | Cine |  Entretenimiento | El Universo
Este artículo explora la vida y carrera de Bardina, así como el impacto emocional que tuvo en él la pérdida de su amada esposa.

 

Nacido en Barcelona, España, en 1938, José Bardina se trasladó a Venezuela, donde desarrolló una exitosa carrera como actor.

Comenzó su formación en la escuela de teatro Juan A.

Sujo en 1958, y rápidamente se ganó el reconocimiento del público.

Su primer gran éxito llegó con la telenovela *Lucecita*, que protagonizó junto a Marina Baura a finales de los años 60.

Esta producción marcó el inicio de una larga y exitosa relación profesional con la escritora Delia Fiallo, quien lo definió como el “héroe romántico por excelencia”.

 

Durante los años 70, Bardina continuó cosechando éxitos en producciones como *Esmeralda*, *Una muchacha llamada Milagros* y *La fiera*, las cuales fueron aclamadas por la crítica y conquistaron a millones de televidentes en toda Latinoamérica.

Su magnetismo en pantalla lo convirtió en uno de los actores más cotizados de la época, y su estilo único y su juego de miradas sedujeron a audiencias de todas partes.

José Bardina - IMDb

A mediados de los años 80, la vida de Bardina cambió drásticamente cuando su esposa, la reconocida actriz Amelia Román, comenzó a padecer problemas de salud.

Tras un chequeo médico, se descubrieron los primeros síntomas de un infarto, lo que llevó a su ingreso en un hospital donde permaneció en terapia intensiva durante tres meses.

La situación fue devastadora para Bardina, quien se sintió agobiado al escuchar que los médicos le informaban que su esposa no viviría mucho más tiempo.

 

Amelia, una mujer de personalidad arrolladora y belleza inigualable, sufrió un deterioro significativo en su salud.

A raíz de su enfermedad, Bardina decidió apartarse de la actuación para dedicarse por completo a cuidarla.

Se mudaron a Miami, Florida, donde el actor intentó establecer un negocio, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.

La carga emocional y financiera de cuidar a Amelia afectó gravemente su salud y bienestar.

 

Durante la última década de vida de Amelia, Bardina se convirtió en su cuidador.

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Pasaba largas horas en casa, preparándole comidas y asegurándose de que estuviera cómoda.

La relación entre ambos se transformó; Amelia se volvió casi como una hija para él, requiriendo cuidados constantes.

A pesar de la tristeza y el sufrimiento, Bardina se mantuvo a su lado, un testimonio del profundo amor que se tenían.

 

Amelia falleció en febrero de 2001 a la edad de 69 años, víctima de cáncer.

Su muerte dejó a Bardina sumido en una profunda tristeza, un vacío que nunca logró llenar.

La pérdida de su esposa no solo afectó su estado emocional, sino que también impactó su salud física.

Desde entonces, muchos amigos y colegas notaron que Bardina ya no era el mismo.

La alegría y el magnetismo que lo caracterizaban se desvanecieron, y su salud comenzó a deteriorarse.

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Después de la muerte de Amelia, Bardina decidió regresar a la actuación en un intento de encontrar algún propósito en su vida.

En 2002, reapareció en la telenovela *Lejana como el viento* en Venevisión, marcando su regreso a la pantalla después de años de ausencia.

Aunque continuó trabajando en la industria, sus papeles eran más secundarios y menos destacados que en su apogeo.

 

La última telenovela en la que participó fue *Amor comprado* en 2005.

Sin embargo, su salud seguía deteriorándose.

Bardina sufría de insuficiencia renal y estaba en espera de un trasplante, lo que complicó aún más su situación.

A pesar de sus problemas de salud, Bardina continuó asistiendo al hospital para recibir diálisis, mostrando su deseo de vivir y seguir trabajando en la actuación.

 

Lamentablemente, el 18 de diciembre de 2009, la muerte sorprendió a José Bardina.

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A las cuatro y media de la mañana, el galán venezolano falleció, dejando un legado imborrable en la televisión latina.

Su muerte fue un golpe duro para sus amigos y colegas, quienes recordaron su carisma, talento y dedicación a la actuación.

Lupita Ferrer, una de sus compañeras en la telenovela *Esmeralda*, lo describió como el galán más romántico de la pantalla chica, pero también como un hombre nervioso y ansioso, que luchaba con la presión de la fama.

 

La noticia de su fallecimiento conmovió a la comunidad artística y a sus admiradores, quienes recordaron su contribución al mundo del entretenimiento.

Bardina no solo fue un actor talentoso, sino también un hombre que vivió intensamente, lleno de amor y pasión por su trabajo y su familia.

 

A lo largo de su carrera, José Bardina dejó una huella profunda en la industria del entretenimiento en América Latina.

Sus personajes inolvidables y su capacidad para conectar con el público lo convirtieron en un ícono de la televisión.

A pesar de los altibajos en su vida personal, su legado perdura en la memoria de aquellos que lo vieron actuar y se enamoraron de su talento.

Así era Venezuela: José Bardina

La historia de José Bardina es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia del amor y la dedicación.

Su decisión de apartarse de la actuación para cuidar a su esposa refleja un compromiso profundo y conmovedor, que muchos pueden admirar y aprender.

Aunque su vida estuvo marcada por la tristeza, su legado artístico y personal sigue vivo, recordándonos que los verdaderos héroes no solo están en la pantalla, sino también en la vida real, enfrentando desafíos con valentía y amor.

 

José Bardina fue más que un galán de telenovela; fue un hombre que vivió intensamente, amó profundamente y enfrentó la adversidad con dignidad.

Su historia nos enseña sobre el valor del amor y la familia, así como la importancia de recordar a aquellos que han dejado una marca en nuestras vidas.

Aunque ya no está con nosotros, su nombre y su legado seguirán resonando en la historia de la televisión latinoamericana, inspirando a futuras generaciones de artistas y espectadores por igual.

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