Una noticia inesperada ha sacudido los cimientos del fútbol español.

 

 

Kylian Mbappé ha sido suspendido de La Liga tras una jugada extremadamente peligrosa que lo dejó fuera del encuentro entre el Real

Madrid y el Alavés.

 

La Real Federación Española de Fútbol actuó con rapidez y contundencia, generando una ola de reacciones en todo el mundo deportivo.

 

El incidente ocurrió en el minuto 39 del partido, cuando Mbappé protagonizó una entrada temeraria sobre Antonio Blanco.

 

El delantero francés llegó tarde a la jugada y terminó golpeando con la suela de su botín la pantorrilla del joven centrocampista del Real

Madrid.

 

El árbitro César Soto Grado mostró inicialmente tarjeta amarilla.

 

Sin embargo, tras la revisión en el VAR, decidió rectificar y expulsar con roja directa al crack francés.

 

 

La decisión provocó una mezcla de sorpresa e indignación en las gradas del Santiago Bernabéu.

 

Los aficionados quedaron boquiabiertos ante la dureza de la sanción y su impacto inmediato en el equipo.

 

Mbappé no solo fue expulsado, sino que ahora enfrenta una sanción de hasta cuatro partidos.

 

Esto lo dejaría fuera de encuentros cruciales frente al Athletic Club de Bilbao, Getafe y posiblemente contra el Celta de Vigo.

 

Y peor aún, podría perderse la esperada final de la Copa del Rey contra el FC Barcelona.

 

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, ya está moviendo ficha para intentar revertir esta sanción.

 

Desde Valdebebas, la postura del club es clara: aceptan la expulsión, pero denuncian la doble vara de medir del arbitraje español.

 

La entrada de Mbappé fue sancionada con toda la severidad, mientras que acciones similares contra él han quedado impunes.

 

 

Un ejemplo claro fue el golpe brutal de Carlos Romero sobre Mbappé en un partido anterior, donde ni siquiera se mostró tarjeta amarilla.

 

Este tipo de incoherencias ha generado una sensación de persecución que se vive intensamente dentro del club blanco.

 

Y no es la primera vez que el arbitraje genera controversia esta temporada.

 

Los dirigentes del Real Madrid han expresado su frustración por las decisiones arbitrales que consideran tendenciosas.

 

Incluso cuestionan abiertamente la gestión de Javier Tebas al frente de LaLiga.

 

En este contexto, el Real Madrid vive una tormenta dentro y fuera del campo.

 

 

El joven entrenador Davide Ancelotti, hijo de Carlo Ancelotti, fue quien dirigió al equipo desde la banda debido a la suspensión de su padre.

 

Su reacción al ver la expulsión de Mbappé fue de frustración contenida, reflejo del desconcierto general.

 

Esta fue la cuarta expulsión en la carrera del delantero francés, lo que añade más presión a su figura dentro del club.

 

Las consecuencias deportivas son inmediatas, pero el impacto psicológico también es profundo.

 

El calendario no da tregua y el Real Madrid necesita a sus figuras clave en este tramo decisivo de la temporada.

 

A esto se suma un ambiente tenso en los estadios, como ocurrió en Mendizorroza, donde se entonaron cánticos ofensivos contra el equipo

merengue.

 

El club Alavés será multado por permitir estos comportamientos que incitan al odio y la violencia.

 

Y por si fuera poco, el joven Raúl Asencio está envuelto en una investigación judicial, lo que ha encendido aún más los focos mediáticos.

 

La presión es constante y el Real Madrid parece estar en el ojo del huracán.

 

A pesar de todo, los blancos siguen en carrera por La Liga, la Champions y la Copa del Rey.

 

El club exige igualdad, justicia y coherencia en las decisiones arbitrales.

 

La indignación no es solo por la sanción a Mbappé, sino por un patrón de decisiones que debilita la credibilidad del fútbol español.

 

La pregunta que se hacen todos los madridistas es clara: ¿Hasta cuándo?

 

 

El Real Madrid se prepara para los próximos desafíos con una mezcla de esperanza y desconfianza.

 

Porque en este deporte, tan importante como marcar goles, es jugar con las mismas reglas para todos.

 

Y hoy, para el club más laureado del mundo, la batalla no solo se libra en el campo, sino también en los despachos.

 

La temporada continúa, pero la herida de esta expulsión tardará en sanar.

 

¿Será esta sanción un punto de inflexión o solo el inicio de un nuevo capítulo polémico?

 

Solo el tiempo lo dirá.

 

Pero lo cierto es que la polémica de Mbappé ya forma parte de la historia reciente del fútbol español.

 

Y las consecuencias apenas comienzan a sentirse.