Marisa Martín Blázquez revelaba en ‘Tardear’ lo que piensa Isabel Pantoja sobre la separación de su hijo Kiko y su mujer Irene Rosales.

La noticia de la separación de Kiko Rivera y su mujer Irene Rosales ha sacudido la crónica social en España y ha vuelto a poner en el centro de todas las miradas a Isabel Pantoja, una mujer que desde hace años vive atrapada entre los conflictos familiares, los distanciamientos y las heridas que nunca terminan de cerrar.

Este miércoles, en el programa “Vamos a ver”, la periodista Sandra Aladro aseguraba que la tonadillera aún no se había enterado de la ruptura porque vive completamente aislada en Cantora, la finca en la que se recluye desde hace tiempo, apenas con contacto con el exterior.

Sin embargo, apenas un día después, en el plató de “Tardear”, Marisa Martín Blázquez desvelaba una versión muy distinta de los hechos, asegurando que Isabel sí está al corriente y, lejos de lo que muchos pensaban, se encuentra seriamente preocupada por la situación de su hijo.

Durante la tertulia televisiva, se generó un debate encendido.

Kike Calleja había dejado entrever que la separación podía incluso alegrar a Pantoja, dado que nunca mantuvo una buena relación con Irene Rosales y en ocasiones la había culpado de no favorecer la reconciliación entre madre e hijo.

Sin embargo, Marisa desmontó esa hipótesis: “Ha habido gente que ha dicho que Pantoja se alegraría de esta situación y os puedo decir en este momento que todo lo contrario,

porque independientemente de que en algún momento haya tenido algún tipo de distanciamiento con Irene, siempre ha alabado muchísimo su función en la vida de Kiko”, explicó con firmeza.

“Ahora está todo lo contrario, está preocupada porque sabe la labor que ha hecho Irene y cómo estaba Kiko con ella y con sus hijos, y tiene cierta preocupación.”

Estas palabras abrieron una nueva perspectiva sobre la verdadera posición de Isabel.

Según Martín Blázquez, la tonadillera considera a Irene un pilar fundamental en la estabilidad de Kiko, alguien que logró sostenerle en momentos muy oscuros y que supo poner cordura en un entorno lleno de tensiones.

Aunque en el pasado la propia Pantoja llegó a responsabilizarla de manera indirecta durante el escándalo de la llamada “herencia envenenada”,

en la que madre e hijo rompieron relaciones tras el reparto de los bienes de Paquirri, con el tiempo entendió que Irene había cumplido un papel ejemplar.

“Ella estaba tranquila porque su hijo estaba con una mujer cabal”, añadía Marisa, antes de subrayar su inquietud actual: “La preocupación viene porque ahora se queda solo, sin el amparo de Irene, y pudiera volver a las andadas.”

El debate en “Tardear” subió de tono cuando intervino Paloma Barrientos: “Pero es que Kiko siempre ha hecho lo que le ha dado la gana, con o sin Irene”, matizó, recordando que la independencia del DJ ha sido una constante en su vida.

Fue entonces cuando el presentador Frank Blanco lanzó una pregunta que muchos espectadores se estaban haciendo:

“¿Y si está tan preocupada, este no es un motivo suficientemente importante para que contacte con su hijo?” La respuesta de Marisa fue tan clara como demoledora:

“Es un motivo suficientemente importante y lo sería para mí y creo que para ella, pero creo que —y permitidme la expresión, y que me la permita ella— su soberbia no se lo permite. O por lo menos ahora, en un tiempo no sé.”

Ese comentario encendió todavía más la tertulia y llevó a recordar episodios pasados de la relación entre madre e hijo.

Paloma Barrientos trajo a colación lo ocurrido cuando Kiko sufrió un ictus en 2021 y fue ingresado de urgencia en un hospital de Sevilla. Isabel acudió de inmediato para verle, pero fue expulsada por el propio Kiko.

“La echó el propio hijo, no Irene”, aclaraba Marisa. Sin embargo, Paloma insistía en que Irene también estaba en aquel momento y que, de alguna manera, intentó mediar:

“Ha podido parar lo que ha podido de una persona que él mismo en qué situación estaba y los demonios que tenía.”

Marisa, tajante, replicaba: “Pero Irene no podía frenar nada de eso.” Entre interrupciones y frases cortadas, Barrientos volvía una y otra vez al mismo argumento: “Pero me da igual que la echaron.” Y la periodista repetía con contundencia: “Pero la echó Kiko.”

El intercambio de opiniones reflejaba la complejidad de esta familia marcada por desencuentros públicos, reproches televisados y reconciliaciones fallidas.

Verónica Dulanto intervino para recalcar que, a pesar de acontecimientos importantes en los últimos años, nunca se ha producido un acercamiento real.

Recordó, por ejemplo, el nacimiento del hijo de Isa Pantoja con Asraf Beno, un momento que podría haber servido para unir a la familia, pero no fue así.

“Han pasado cosas importantes, buenas y malas, y con todo y con eso no ha habido ningún acercamiento. ¿Qué tendría que pasar para que lo hubiera?”, cuestionó con voz crítica.

La respuesta llegó de José María Almoguera, nieto de Carmen Borrego, que se encontraba en plató como colaborador: “Tiene que haber interés, y ninguno de las dos partes lo ha tenido. Por mucho que haya algo que pueda juntarles, si no hay interés no hay solución.”

Lo cierto es que Isabel Pantoja lleva años encerrada en Cantora, con apenas apariciones públicas, y la separación de su hijo puede convertirse en una nueva oportunidad de tender puentes… o en un obstáculo más para un vínculo que se resquebrajó tras el famoso conflicto por la herencia de Paquirri.

Kiko, por su parte, atraviesa un momento delicado. Su matrimonio con Irene Rosales, que parecía una de las pocas certezas en su vida, ha llegado a su fin tras más de una década juntos y dos hijas en común.

El DJ ha compartido en otras ocasiones cómo Irene le ayudó a superar adicciones, episodios de depresión y las tensiones constantes con su familia materna. Sin ella, muchos temen que pueda recaer en viejos hábitos y perder la estabilidad conseguida en los últimos años.

La pregunta que ahora flota en el aire es si la preocupación de Isabel será suficiente para que dé el paso y recupere el contacto con su hijo.

La relación entre ambos se rompió de forma dolorosa, con reproches públicos, acusaciones cruzadas y un silencio que ha durado más de lo que cualquiera hubiera imaginado.

La separación de Kiko e Irene podría ser el detonante para un reencuentro o, por el contrario, otro capítulo más en la interminable saga de desencuentros de la familia Pantoja.

En cualquier caso, lo que Marisa Martín Blázquez ha revelado en televisión ha puesto en evidencia que, al contrario de lo que muchos especulaban, Isabel Pantoja no celebra la ruptura de su hijo, sino que vive con inquietud la posibilidad de que vuelva a hundirse.

Un sentimiento que, aunque no llegue acompañado de un gesto concreto hacia la reconciliación, demuestra que, detrás de la soberbia y el silencio, la tonadillera sigue preocupándose por el destino de Kiko.