La nueva portavoz del Gobierno de Sánchez sufrió una humillante pérdida de control en el Congreso tras las burlas de Figaredo y las duras críticas de Abascal, dejando al Ejecutivo en evidencia ante la oposición.

 

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En un episodio reciente que ha dejado a todos boquiabiertos, la nueva portavoz del Gobierno español, designada por Pedro Sánchez, se encontró en una situación inesperada durante una sesión del Congreso de los Diputados.

Este evento tuvo lugar el pasado martes, en un ambiente ya tenso por las crecientes críticas hacia el Ejecutivo y las presiones de la oposición.

La portavoz, que asumió el cargo hace apenas un mes, se vio envuelta en una acalorada discusión con el líder de VOX, Santiago Abascal, quien no perdió la oportunidad de cuestionar las políticas del gobierno actual.

La sesión comenzó con un clima de expectación, ya que se esperaba que la nueva portavoz presentara un informe sobre las medidas económicas que el Gobierno planea implementar para hacer frente a la crisis. Sin embargo, lo que sucedió fue mucho más que una simple presentación.

Durante su intervención, la portavoz intentó defender las decisiones del Ejecutivo, pero Abascal, conocido por su estilo agresivo y directo, no tardó en interrumpirla con una serie de preguntas incisivas que desestabilizaron su discurso.

 

 

“¿Cómo puede justificar que la inflación siga afectando a las familias españolas mientras el Gobierno se dedica a hacer promesas vacías?”, preguntó Abascal, mientras la sala estallaba en murmullos.

La portavoz, visiblemente nerviosa, trató de responder, pero sus palabras se ahogaron en la risa generalizada de los presentes, incluyendo a algunos miembros de su propio partido.

Fue en este momento que Figaredo, un conocido analista político y comentarista, hizo su aparición en el debate, aportando un toque de humor que, irónicamente, terminó por desarmar a la portavoz.

“Si el Gobierno fuera un barco, parece que hoy se está hundiendo”, comentó Figaredo entre risas, lo que provocó una ola de carcajadas en el hemiciclo.

Esta intervención no solo desvió la atención del tema serio que se estaba tratando, sino que también dejó en evidencia la falta de preparación de la portavoz para lidiar con la presión de un debate tan intenso.

Figaredo, quien ha sido crítico con la gestión del Gobierno, utilizó su intervención para subrayar la necesidad de una comunicación clara y efectiva por parte de los representantes del Ejecutivo.

 

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A medida que avanzaba la sesión, la tensión aumentaba. La portavoz intentó retomar el control de la situación, pero sus esfuerzos fueron en vano.

“Lo que necesitamos es unidad y esfuerzo para salir de esta crisis”, intentó afirmar, pero sus palabras fueron recibidas con escepticismo.

La oposición no tardó en aprovechar la oportunidad para atacar, con miembros de varios partidos, incluidos el PP y Ciudadanos, sumándose a las críticas.

Durante el debate, se produjeron momentos tensos cuando la portavoz mencionó las políticas de igualdad y el avance en derechos sociales.

“No podemos permitir que se retroceda en los logros alcanzados”, dijo, a lo que Abascal respondió: “¿Y qué hay de las familias que no llegan a fin de mes? ¿Qué les dirá usted?”.

El ambiente se tornó aún más caótico cuando varios diputados comenzaron a intercambiar gritos y acusaciones. La presidente del Congreso tuvo que intervenir para calmar los ánimos, recordando a todos que el respeto debía prevalecer en el debate.

Sin embargo, la imagen de la portavoz, visiblemente afectada y sin poder contener la risa de Figaredo, quedó grabada en la memoria de quienes presenciaron la sesión.

 

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Finalmente, tras un intenso intercambio de palabras y una evidente falta de dirección, la sesión se cerró sin una conclusión clara sobre las políticas económicas.

La nueva portavoz, tras ser objeto de burlas y risas, salió del hemiciclo con la tarea monumental de recuperar la credibilidad de su cargo y responder a las críticas que, sin duda, seguirán resonando en los pasillos del Congreso.

Este episodio no solo refleja la fragilidad del Gobierno de Sánchez en un contexto político cada vez más polarizado, sino que también pone de manifiesto la importancia de la comunicación efectiva en la política.

La risa de Figaredo resonará como un eco de la incertidumbre que rodea a la nueva portavoz, quien deberá aprender a navegar en las aguas turbulentas de la política española si desea mantener su posición y el respeto de sus colegas.

La pregunta que todos se hacen ahora es: ¿podrá la portavoz recuperar la confianza y la seriedad necesarias para liderar en estos tiempos difíciles?

 

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