La primera vez que Pablo participó en el programa no tuvo suerte, pero esta vez vivió un flechazo con Lola.

El mordisco de un octogenario a su cita de 'First Dates' acaba con un beso  en ardiente: “Te estás comiendo todo mi pintalabios” - Infobae

La primera vez que Pablo (81) estuvo en ‘First Dates’ no le gustó nada.

Así lo afirmó este miércoles 2 de julio en su segunda vez en el programa de citas de Cuatro, donde quiso encontrar una mujer apasionada y dinámica como él «para hacerlo todo juntos, ir a bailar, cenar, ir de viaje, estar en casa…».

Un soltero octogenario de 'First Dates' le da un mordisco a su cita

Hasta el momento su búsqueda no ha sido fructuosa. «No sé qué les doy a las mujeres aparte de asco que ninguna quiere nada conmigo», admitió a su llegada al restaurante el soltero jubilado de Dénia.

En la valenciana Lola (77), Pablo pareció encontrar la hora de su zapato. Su cita resultó ser tan extrovertida y dicharachera como él.

Tanto es así que en su primera toma de contacto, los dos comensales se pusieron a bailar sin conocerse al ritmo de Karol G. «Me ha parecido muy guay. Me lo he pasado bien».

Con su atuendo a la última, su corte de pelo moderno y luciendo tatuajes, Pablo cayó rendido a los encantos de Lola a primera vista.

Un soltero octogenario de 'First Dates' le da un mordisco a su cita

Pero se tomó más confianzas de las debidas. «¿Se pueden comer? Luego le daré un mordisquito», insinuaba el soltero. «¿Mordisquito has dicho? ¿De qué hablas? ¿A quién le vas a…?», cuestionaba Matías Roure sin saber a qué se refería.

No le dio tiempo a terminar la pregunta, porque al instante, Pablo pasaba a la acción y mordía los tatuajes del brazo de Lola.

El barman de ‘First Dates’ se quedó en ‘shock’ ante el gesto desubicado del comensal. «¿Lo has visto? Hay que frenar esto», le indicaba a Carlos Sobera.

La reacción de Lola y una cita casi perfecta

El inapropiado gesto de Pablo con Lola

Sin embargo, Lola se tomó a risa el atrevimiento y procedió a disfrutar de una velada muy agradable al lado de su pretendiente.

Y de hecho, así fue. La pareja conectó a las mil maravillas, se lo pasó en grande e incluso sellaban la cita con un beso de película en el reservado.

Solo encontraron con un escollo: la distancia. Para Pablo resultaba primordial vivir con su pareja y compartir con ella su día a día, pero Lola no estaba dispuesta dejar a su hijo. «Una pareja para estar cada uno en un sitio y verse una vez a la semana…Es un problemón», declaraba ante las cámaras la valenciana.

Aunque finalmente, la química pesó más que ese pequeño problema y decidieron seguir conociéndose. «Tendría una segunda cita porque me ha gustado, y la forma de ver la vida que tiene. Quiero conocerla y ver las posibilidades que tiene esto y lo de vivir juntos», sentenciaba Pablo con la conformidad de su cita.