A lo largo del 2024, el Papa Francisco enfrentó diversos problemas de salud que requirieron atención médica especializada.

 

La extraordinaria vida de Francisco, el Papa "ambivalente" que rechazó los lujos del Vaticano - BBC News Mundo

 

El 14 de febrero de 2025, a la edad de 88 años, fue ingresado al Hospital Gemelli de Roma debido a una infección respiratoria compleja de

origen viral, bacteriano y fúngico.

 

La preocupación por su estado de salud creció minuto a minuto, especialmente entre los fieles de todo el mundo.

 

Las oraciones por su bienestar abundaron, creando un clima de tensión general.

 

Los informes constantes sobre su evolución recorrían el planeta en cuestión de segundos.

 

Primero se dijo que Francisco estaba luchando contra la enfermedad, llenando de esperanza a sus seguidores.

 

Sin embargo, menos de 48 horas después, el Vaticano confirmó que su estado era crítico.

 

Los fieles contuvieron el aliento, preparándose para lo peor.

 

Pero no nos adelantemos.

 

Las vidas y acciones de quienes ocuparon el trono de San Pedro son objeto de intenso escrutinio público.

 

Cada papa tiene características únicas, y Francisco, el Papa argentino, fue considerado por muchos como un renovador de la fe.

 

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Sin embargo, su pasado también generó controversias, similar a lo que ocurrió con su predecesor, Benedicto XVI.

 

Las posturas polémicas de Francisco en asuntos de actualidad lo colocaron en el ojo del huracán.

 

La sociedad exigía posicionamientos claros de sus líderes, y la Iglesia no fue la excepción.

 

¿Fue Francisco el papa que la Iglesia necesitaba para afianzarse en el siglo XXI?

 

¿Hubo en su juventud algún secreto que intentó ocultar?

 

Para entender su legado, debemos retroceder hasta el 21 de abril de 2025, el día de su fallecimiento.

 

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Jorge Mario Bergoglio nació en el barrio porteño de Flores el 17 de diciembre de 1936.

 

Fue el primer hijo de un matrimonio de inmigrantes italianos, Mario José Bergoglio y Regina María Cbory.

 

Su padre, nacido en Italia, emigró a Argentina durante el avance del fascismo en Europa.

 

Trabajó como empleado de ferrocarril y formó una familia en su nuevo hogar.

 

Jorge fue bautizado en la Basílica María Auxiliadora y San Carlos en Buenos Aires.

 

Sus primeros años escolares los pasó en el colegio salesiano Wilfrid Varón de los Santos Ángeles.

 

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Más tarde, se graduó como técnico químico en una escuela industrial.

 

Aunque su vocación religiosa no era central en ese momento, su fe era evidente.

 

Después de trabajar en un laboratorio, una infección pulmonar aguda cambió su vida.

 

En 1956, una operación riesgosa le salvó la vida, pero le extirpó parte del pulmón derecho.

 

A pesar de las complicaciones, el pronóstico era excelente, y Jorge decidió ingresar al seminario en 1957.

 

A los 21 años, comenzó su formación religiosa con la Compañía de Jesús.

 

Durante su tiempo en el seminario, viajó a Chile para completar su formación.

 

Estudió latín, literatura y griego, y se convirtió en docente.

 

Entre 1964 y 1966, enseñó psicología y literatura en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe.

 

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Su carrera religiosa avanzaba, pero el contexto político en Argentina era inestable.

 

El golpe militar de 1966 instauró una dictadura que afectó a la educación y la libertad de expresión.

 

A pesar de los riesgos, Bergoglio se involucró en la organización peronista Guardia de Guerro.

 

 

Aunque la organización tenía objetivos políticos, su enfoque era la defensa de los derechos humanos.

 

Jorge continuó su formación teológica y fue ordenado sacerdote en 1969.

 

Sin embargo, el contexto político se tornó aún más oscuro con otro golpe de estado en 1976.

 

El proceso de reorganización nacional fue una de las etapas más siniestras de la historia argentina.

 

Durante este tiempo, muchos sacerdotes desaparecieron, y Bergoglio abogó por sus liberaciones.

 

Se le criticó por no hacer lo suficiente, pero también organizó una red clandestina para ayudar a los perseguidos.

 

A medida que su reputación crecía, fue nombrado obispo y luego cardenal.

 

En 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, Bergoglio fue elegido Papa Francisco.

 

Se convirtió en el primer pontífice jesuita y del hemisferio sur.

 

Mensaje de la Iglesia argentina ante el fallecimiento de Francisco

 

Su papado estuvo marcado por la búsqueda de reformas y la necesidad de respuestas a los escándalos de abuso.

 

Francisco enfrentó críticas por su manejo de la situación, pero también implementó medidas significativas.

 

Su postura sobre temas sociales, como el matrimonio igualitario y el aborto, generó controversia.

 

Sin embargo, muchos lo vieron como un intento de modernizar la Iglesia.

 

A pesar de sus esfuerzos, Francisco fue una figura polarizadora.

 

 

Su negativa a condenar directamente a Rusia por la invasión a Ucrania causó controversia.

 

Con el tiempo, su salud comenzó a deteriorarse, y tuvo que usar silla de ruedas para continuar sus funciones.

 

El 18 de febrero de 2025, fue diagnosticado con neumonía bilateral, una enfermedad que temía desde su juventud.

 

A medida que su estado se agravaba, se conoció que había dejado una carta de renuncia.

 

Finalmente, el 21 de abril de 2025, el mundo se despidió de Francisco.

 

Su legado es un tema de debate: para algunos, un representante digno de la Iglesia; para otros, un reformador que no pudo mantener la

ecuanimidad.

 

 

Lo cierto es que su paso por esta tierra dejó una huella imborrable en la Iglesia y en el mundo.

 

Ni la Iglesia ni la sociedad volverán a ser las mismas tras su fallecimiento.

 

 

El impacto de su papado seguirá resonando en las generaciones futuras.

 

La historia de Francisco es un recordatorio de que el cambio es posible, pero también complejo.

 

Su vida y legado invitan a la reflexión sobre el papel de la Iglesia en un mundo en constante transformación.

 

La búsqueda de respuestas y la lucha por la justicia continúan, inspiradas por su ejemplo.