El Rey Felipe y la Reina Letizia asistieron con gran solemnidad a la misa inaugural del Papa León XIV en la Plaza de San Pedro, un evento histórico que reunió a más de 250,000 personas y líderes mundiales, marcando el inicio del pontificado del nuevo Papa y destacando el simbolismo y la influencia global del Vaticano.

 

El rey Felipe y la reina Letizia, de blanco y con mantilla, en la misa  inaugural del Papa León XIV

 

Minutos antes de las 10:00 horas, la Plaza de San Pedro se llenó de expectación con la llegada de los primeros asistentes a la misa inaugural del Papa León XIV.

El Vicario de Cristo hizo su entrada en un jeep que había sido utilizado por el Papa Francisco, saludando a la multitud que se agolpaba en la plaza.

Entre los primeros en llegar se encontraban patriarcas y cardenales, quienes, ataviados con mitras blancas damascadas, se habían reunido previamente en la Capilla de San Sebastián.

Se ubicaron a un lado de la plaza, mientras que los invitados no clérigos tomaron su lugar en el lado opuesto.

La reina Letizia, con un vestido blanco y mantilla, destacó en el evento, un privilegio reservado solo para cinco mujeres en el mundo ante el Vicario de Cristo.

Este privilegio, conocido como Privilége du blanc, es exclusivo para reinas católicas durante audiencias con el Santo Padre en Roma, aunque no se aplica en funerales.

Además de la reina Letizia, otras monarcas como Sofía de España, María Teresa de Luxemburgo, Charlene de Mónaco y Paola y Matilde de Bélgica también pueden hacer uso de esta distinción, que simboliza pureza e inocencia, un reconocimiento a su lealtad a la Iglesia Católica, especialmente durante la Reforma Protestante.

 

El rey Felipe y la reina Letizia, de blanco y con mantilla, en la misa  inaugural del Papa León XIV

 

Este evento marcó la primera vez en casi 21 años que la reina Letizia apareció con mantilla, recordando su boda con don Felipe el 22 de mayo de 2004, cuando lució un velo bordado.

En esta ocasión, eligió un vestido de manga larga con un diseño midi y un cuello drapeado, complementado con un bolso blanco y unos elegantes zapatos de tacón tipo kitten heels en color natural.

Sus joyas, que consistieron en largos pendientes de perlas, añadieron un toque de sofisticación a su atuendo.

El rey Felipe, por su parte, lució el uniforme de gran etiqueta de capitán general del Ejército de Tierra, adornado con el Toisón de Oro, la banda de la Orden de Carlos III y otras condecoraciones, además de un fajín rojo que realzó su figura.

Juntos, los Reyes lideraron la delegación española en una plaza de San Pedro abarrotada, donde se estimó la presencia de 250,000 personas, lo que exigió un amplio despliegue de seguridad con más de 5,000 agentes en alerta.

 

El rey Felipe y la reina Letizia, de blanco y con mantilla, en la misa  inaugural del Papa León XIV

 

Entre los asistentes al evento se encontraban figuras destacadas como Felipe y Matilde de Bélgica, la reina Máxima de los Países Bajos, así como Alberto y Charlene de Mónaco, y los grandes duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo.

La Casa Real británica también estuvo presente, representada por el príncipe Eduardo, duque de Edimburgo.

Esta eucaristía no solo sirvió como la presentación del nuevo Papa, sino que también subrayó la dimensión petrina del Pastor de la Iglesia, resaltando el valor específico de las insignias episcopales como el palio y el anillo, enfatizando el vínculo del obispo de Roma con el apóstol Pedro y su martirio.

En la puerta central de la Basílica Vaticana colgaba un tapiz que representa la pesca milagrosa, simbolizando el diálogo entre Jesús y Pedro, un elemento que el rito hace referencia tanto en la liturgia de la palabra como en los textos eucológicos.

Este tapiz flamenco, creado para la Capilla Sixtina a partir de un cartón de Rafael Sanzio, se conserva en los Museos Vaticanos. Cerca del altar, se colocó la efigie de la Virgen del Buen Consejo, proveniente del santuario mariano de Genazzano, añadiendo un aire de solemnidad al evento.

 

El rey Felipe y la reina Letizia, de blanco y con mantilla, en la misa  inaugural del Papa León XIV

 

El Papa León XIV fue elegido tras cuatro votaciones en el cónclave de 2025, y su primera audiencia general está programada para el 21 de mayo, seguida de una reunión con la Curia Romana el 24 de mayo.

La figura del Papa es única en el mundo, ya que combina dos roles distintos: como líder religioso, es el máximo representante de la Iglesia Católica, con autoridad espiritual sobre más de mil millones de fieles; además, es jefe de Estado al gobernar sobre la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo.

Este doble papel le otorga una influencia excepcional en temas morales, sociales y políticos.

De hecho, el Papa recibe a mandatarios de todo el mundo y, en ocasiones, actúa como mediador en conflictos internacionales, lo que explica la considerable presencia de líderes globales en eventos vaticanos, como esta Gran Misa.

La inauguración del Papa León XIV promete ser un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia, y la participación de la realeza española subraya la importancia de este evento no solo para la comunidad católica, sino también para la diplomacia y la política internacional.