La controvertida vida amorosa de Lina Morgan: Futbolista, torero y dos hombres casados.

La vida de la protagonista de la película ‘La tonta del bote’ articula un documental de tres capítulos.

Entre despampanantes vedettes, Lina Morgan, «con un físico normalito», pasó de la última fila del escenario a artista de éxito con teatro propio que reventaba la taquilla haciendo reír a un público que poco (o nada) sabía de su lado más íntimo, sus amores, sus miedos o su soledad, como refleja una serie documental que el lunes llega a Movistar Plus+.

«Lina Morgan no tenía físico de vedette, pero su humor y su trabajo le llevaron a convertirse en bailarina principal y primera mujer europea en tener teatro propio», cuenta a EFE Israel del Santo, director de la serie documental Lina.

La vida de la protagonista de la película La tonta del bote articula un documental de tres capítulos en el que, además de rendirle homenaje, arroja una visión trasversal de una mujer adelantada a su tiempo que supo preservar su vida privada. «El trabajo de Lina ha quedado sepultado por cuatro cositas como su orientación sexual o su herencia», añade Del Santo, que reivindica la faceta artística de Lina Morgan. Eso es lo que también valoran los más de 50 artistas que intervienen en el documental, entre ellos Manuela Velasco o Silvia Abril, que la imitan, y otros, como Bárbara Rey o Lolita Flores, que recuerdan su figura, a los que se suman el director Lluis Pasqual o el productor Jesús Cimarro.

Lina Morgan (Madrid 1936-2015) nació en un familia humilde. Su padre, Emilio, trabajaba en un sastrería; Su madre, Julia, criaba a sus cinco hijos: Emilio, Julio, Julia, Lina y José Luis. Su hermano José Luis fue su compañero de vida. Juntos recogían cartones para luego venderlos e ir al cine. «Se me caía la baba al ver a los artistas», contaba Lina Morgan a Terenci Moix en una entrevista en 1989.

Con 16 años debutó en una la sala de fiestas. Después llegó el chotis El pichi, vestida de hombre y fumando, «toda una transgresión para la época,», cuenta Del Santo que recuerda que su salto a la fama se produjo junto a Juanito Navarro, donde ella provocaba carcajadas cruzando las piernas de manera exagerada.

Vivió la época del destape. «Nunca me he desnudado (…) No es por mojicatería, mi manera de ser me lo exige así», contaba Lina Morgan. Audiencias de más de veinte millones de espectadores en televisión, catorce películas y muchas tardes de teatro la convirtieron en la primera figura del espectáculo de España. En 1975 montó su propia compañía.

Compró el teatro La Latina por 127 millones de (unos 763.000 euros). «Ella quería ser dueña de su propio trabajo», asegura Jesús Cimarro, propietario actual de este teatro madrileño.

El día que murió su padre, la actriz no canceló la función. Era el estreno de ‘Vaya par de gemelas’. «La gente no tiene la culpa de que mi padre haya muerto», dijo Lina Morgan que vivía por y para su público. Hacía 14 funciones semanales, dos diarias y a veces tres. Con ‘Hostal Royal Manzanares’ se convirtió en la actriz mejor pagada de España: 32 millones de pesetas (192.320 euros) por episodio.

Vida privada

Poco se sabe de sus amores. «Por ser mujer, llevar el pelo corto y tener éxito pensaban que debía tener algo oscuro», dice Del Santo. Tras un amor adolescente con Manolo Zarzo, tuvo su primer novio, José Luis, hijo de una adinerada familia que se opuso a la boda porque la novia era «una corista sin dinero».

Luego llegaron futbolistas y toreros. También dos hombres casados: el productor cinematográfico Julián Esteban y el empresario taurino José Martínez Uranga, «del que siempre llevó una foto en su cartera», cuenta Del Santo. «No soy mujer de muchos amores. Soy fiel para casi todas las cosas de mi vida. Yo no he deshecho ninguna familia», cuenta Lina Morgan en una entrevista que recoge el documental.

Con Pepe Sacristán también tuvo un amor, «pero nunca hubo ese compromiso de tendremos una casita de papel», cuenta el actor en uno de los capítulos.

«Comparaba a todos los hombres con su padre y hermano, buscaba una pareja que fuera como ambos. Las comparaciones nunca son buenas», concluye su biógrafo Jesús García Orts. Lina Morgan murió sola. Su heredero universal fue su chófer y mano derecha, Daniel Pontes.