🔥 ¡GUERRA abierta! Abogados Cristianos lanzan ofensiva contra Broncano y Lalachus mientras ignoran abusos de la Iglesia 😱

Hazte Oír usa un delito en vías de extinción para hacer ruido a costa de Lalachus | España | EL PAÍS

La polémica estalló como pólvora.

Abogados Cristianos y Hazte Oír, dos de las asociaciones más influyentes del ultracatolicismo español, han anunciado acciones legales contra RTVE, Lalachus y David Broncano.

¿El motivo? Una “estampita” mostrada durante las campanadas del Gran Prix.

Lo que para millones fue un gesto humorístico y simbólico de apertura e inclusión, para ellos fue una ofensa blasfema.

Pero lo más indignante no es la denuncia en sí, sino el doble rasero con el que actúan estas organizaciones.

Porque mientras se indignan con una imagen irreverente, guardan silencio ante cifras escalofriantes: más de 400,000 víctimas de abusos sexuales dentro de la Iglesia en España, según estimaciones, y ni una sola denuncia formal por parte de estas asociaciones.

El argumento de Abogados Cristianos y Hazte Oír es siempre el mismo: la defensa de los “valores cristianos” y la “moral pública”.

Pero cuando una persona como Lalachus —víctima de gordofobia brutal en redes, trending topic con insultos como “gorda” y “cerda”— aparece en televisión dando visibilidad a cuerpos no normativos y mensajes progresistas, entonces, de repente, esos valores se

tambalean.

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¿Será porque Lalachus y Broncano hablan en catalán, gallego y euskera? ¿Porque defienden la clase trabajadora, el derecho a la vivienda o critican abiertamente la hipocresía política? La respuesta está más que clara: el problema nunca fue la estampita.

Lo que estas organizaciones no pueden tolerar es que en horario estelar se dé voz a discursos que cuestionan el status quo.

Discursos que incomodan, que denuncian, que visibilizan.

La reacción ha sido desproporcionada, y en muchos casos, delirante.

Hasta el presidente de La Liga, Javier Tebas, un declarado simpatizante de VOX y exmilitante de Fuerza Nueva, se sumó al coro de indignación.

Tebas, que no ha dicho ni una palabra sobre los derechos humanos pisoteados en Arabia Saudí —país donde su organización celebró la Supercopa— ahora se escandaliza por una estampita en televisión.

La incoherencia no termina ahí.

Mientras montan escándalos por una imagen en TV, estas mismas voces no han protestado jamás por representaciones religiosas en merchandising, en estampitas de jugadores como Messi o Cristiano Ronaldo, o en ilustraciones satíricas que circulan libremente.

La diferencia está en el mensaje político.

Porque Broncano y Lalachus no solo entretienen: educan, provocan y sacuden.

Por eso les temen.

Las fuertes críticas a LalaChus por su estampita de la vaquilla del 'Grand Prix' en las Campanadas 2024

Y como si el ataque no fuera suficiente, la maquinaria mediática y jurídica se pone en marcha para acorralarlos.

Una recogida de firmas de Abogados Cristianos exige la cancelación del programa “Hora 20 y pico”, al que acusan de “atentar contra los valores de la fe”.

Pero la respuesta del programa fue clara, directa y brutal: no se doblegarán ante chantajes moralistas.

Incluso con ironía feroz, lanzaron su propia recogida de firmas exigiendo la disolución del grupo extremista y denunciando el acoso sistemático al que han sido sometidos.

Willy Toledo, siempre polémico pero coherente, lo dijo alto y claro: estas asociaciones no buscan justicia ni moralidad.

Buscan poder.

Y lo hacen aprovechando la complicidad de medios que los tratan como interlocutores legítimos.

Hoy demandan a humoristas.

¿Mañana a quién? ¿A músicos, actores, periodistas?

Y mientras esto ocurre, el verdadero escándalo continúa sin resolverse.

La Iglesia Católica, envuelta en casos sistemáticos de abusos a menores, sigue sin asumir la responsabilidad completa.

No hay indemnizaciones generalizadas.

No hay purgas reales.

Hazte Oír y Abogados Cristianos anuncian que demandarán a Lalachus, Broncano y RTVE por la estampita del 'Grand Prix'

No hay perdón institucional visible.

Y sin embargo, ni Abogados Cristianos ni Hazte Oír han promovido ninguna acción contundente al respecto.

El silencio que guardan frente a estas atrocidades es ensordecedor.

No hay protestas por el genocidio infantil en Gaza, ni por la homofobia institucional, ni por la marginación de mujeres dentro del propio clero.

Solo hay indignación selectiva.

¿Y qué decir del artículo 525 del Código Penal, que aún castiga las ofensas a los sentimientos religiosos? Una ley anacrónica que permite perseguir el humor, el arte, la sátira.

Mientras tanto, quienes denuncian desigualdades sociales, quienes visibilizan realidades incómodas, son tratados como delincuentes.

Pero no todo está perdido.

El respaldo del público ha sido masivo.

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Lalachus y Broncano arrasaron en las Campanadas con un impresionante 38,7% de cuota de pantalla.

Más de 10 millones de personas se conectaron.

Fue un mensaje claro: la sociedad no está del lado de los inquisidores.

Está con quienes hacen reír, pensar y cuestionar.

Está con quienes, como Lalachus, rompen moldes y desafían normas desde la empatía y el humor.

Este caso es mucho más que una pelea por una estampita.

Es una lucha por la libertad de expresión, por la sátira política, por el derecho a señalar las contradicciones de instituciones poderosas.

Es un llamado a no permitir que el fundamentalismo religioso —disfrazado de legalismo— nos imponga sus dogmas por la fuerza.

Porque cuando el humor se convierte en delito y el fanatismo en ley, lo que está en juego ya no es una imagen en televisión: es la democracia misma.