⚔️ Golpe de mano en el PP: Ayuso mueve los hilos, Feijóo obedece y el congreso se convierte en campo de batalla

El Partido Popular está a punto de vivir su propia fumata blanca… o negra.

Todo comenzó con una declaración aparentemente inocente de Isabel Díaz Ayuso, en la que pedía públicamente adelantar el Congreso Nacional del PP.

Pero como bien saben los que siguen la política española, nada es casual cuando se trata de Ayuso.

La presión fue inmediata, las consecuencias fulminantes: Feijóo no tardó ni una hora en anunciar que, efectivamente, se adelantará el congreso.

¿Quién manda en el PP? La respuesta es tan obvia que asusta.

Ayuso ha demostrado, una vez más, que Feijóo no lidera el partido, sino que simplemente lo ocupa mientras ella marca el paso.

Su frase clave, “cuando hay runrún, conviene actuar”, fue el disparo de salida para una operación interna que apunta a redefinir el poder del partido de arriba abajo.

Pero, ¿qué hay detrás de ese “runrún”? Todo apunta a una operación cuidadosamente diseñada para laminar a los restos del casadismo, acabar con los tibios, y elevar a los más radicales afines a

la presidenta madrileña.

El congreso anunciado será en Madrid —cómo no—, para “facilitar los desplazamientos de los afiliados”.

Pero a nadie se le escapa que este gesto es una concesión más al feudo de Ayuso, donde controla absolutamente todo.

Más que un evento democrático, lo que se avecina es una purga interna donde las cabezas cercanas a Cuca Gamarra, los moderados y los que no aplauden con suficiente fuerza, podrían caer en

fila.

El objetivo parece claro: reforzar un PP más ultra, más alineado con la doctrina de Aznar y más dispuesto a dar la batalla cultural sin complejos.

Feijóo, mientras tanto, juega el papel de líder obediente.

En su intervención, intentó vender el congreso como una decisión “meditada”, sin mencionar en ningún momento que Ayuso se le adelantó con el anuncio y le marcó la agenda.

Su torpeza fue aún mayor al comparar el evento con el “cónclave del Papa”, una metáfora que no pudo ser más desafortunada: los cónclaves papales se celebran tras la muerte del pontífice.

¿Se está preparando su propio funeral político?

A la sombra de este movimiento, ya suenan nombres para sustituir a los que no encajan en el nuevo orden ayusista: Cayetana Álvarez de Toledo, Iván Espinosa de los Monteros (que ahora trabaja

en fundaciones para unir a PP y Vox), Tellado, y todo el entorno mediático más duro.

Mientras tanto, las redes sociales arden con rumores, memes y teorías.

Una en particular se ha viralizado como un torpedo: la supuesta confesión de Fran Cuesta, recogida por “Un Tío Blanco Hetero”, en la que habría alardeado de haber tenido un encuentro íntimo

con una política muy famosa de Madrid.

Aunque la historia fue desmontada como una invención más del polémico youtuber, el daño está hecho: más de 3 millones de visualizaciones y miles de comentarios han amplificado el bulo.

Este tipo de rumores no son nuevos, pero ahora tienen un contexto explosivo.

Ayuso ha estrechado lazos con Fran Cuesta públicamente, visitando su santuario en Tailandia.

Y aunque no hay pruebas de que el gobierno madrileño haya transferido fondos al activista, la sospecha se extiende como pólvora.

Más aún después de la publicación de audios donde Cuesta supuestamente negocia con la mayor traficante de animales de Tailandia, destruyendo su narrativa de defensor de la fauna.

Si se confirma que hubo dinero público de por medio, el escándalo podría salpicar directamente a Ayuso.

Volviendo al PP, lo que está en juego no es solo un cambio de caras, sino una transformación ideológica.

Ayuso ha dejado claro que quiere un partido más duro, más beligerante y más dispuesto a derribar a Pedro Sánchez cueste lo que cueste.

Su discurso apocalíptico sobre la eutanasia, el aborto, la inmigración y las pymes parece calcado del manual de Vox.

De hecho, el apoyo mediático que recibe desde medios ultras y opinadores radicales demuestra que la fusión ideológica ya está en marcha, incluso si la sigla todavía se llama PP.

Mientras tanto, la oposición observa el espectáculo con una mezcla de incredulidad y resignación.

Oscar Puente no tardó en ridiculizar la comparación con el cónclave papal, y Gabriel Rufián lanzó un ataque certero: el PP desaparece en las crisis, delega responsabilidades y se dedica a rajar.

Todo mientras siguen protegiendo a figuras con oscuros historiales, como la alcaldesa de Marbella, sancionada por su propio ayuntamiento por obras ilegales en una mansión, o las conexiones

con tramas urbanísticas e incluso narcotraficantes.

Con la convocatoria del congreso, el PP entra en su fase más peligrosa: una guerra interna disfrazada de renovación.

Feijóo seguirá al frente, pero cada decisión que tome será vigilada por Ayuso y sus fieles.

El mensaje es claro: o te alineas, o te vas.

No hay espacio para tibiezas.

La oposición a Pedro Sánchez será brutal, mediática, judicial y política.

Y quien no esté dispuesto a usar todas las armas será tachado de traidor.

Así que sí, viene el cónclave del PP.

Pero no esperes incienso ni rezos.

Lo que se avecina es humo, fuego cruzado y probablemente más de una ejecución política pública.

Bienvenidos a la nueva derecha española: ayusista, sin complejos… y con el cuchillo entre los dientes.