🎬 BRONCANO SE RÍE EN LA CARA DE VITO QUILES y le EXIGE el vídeo completo: ¡la entrevista más bochornosa del año!

David Broncano no suele meterse en polémicas.

No responde a críticas políticas.

No entra en guerras televisivas.

Pero esta vez fue diferente.

Porque lo que intentó hacer Vito Quiles no fue una entrevista, fue una emboscada.

Una emboscada cutre, mal editada y peor ejecutada.

Desde el primer segundo, Vito repitió su mantra.

Los 28 millones.

Los niños con cáncer.

La DANA.

 

La ELA.

Todo junto y revuelto, como si las partidas presupuestarias del Estado fuesen un bufé libre donde puedes cambiar dinero de un plato a otro.

Broncano, visiblemente incómodo, le responde: “¿Tú sabes cómo funciona el Estado español?”.

Y cuando Vito responde que “bastante mal”, Broncano se ríe.

Y con él, medio país.

Porque la argumentación era tan absurda que ni siquiera el entrevistador podía sostenerla sin balbucear.

Intentaba convertir un contrato televisivo de dos temporadas, con una productora que emplea a más de 100 personas, en una tragedia nacional.

Como si el humor fuese responsable del cáncer infantil.

Como si la televisión pública no tuviese derecho a tener un programa de éxito.

Como si la izquierda estuviese usando a Broncano como arma secreta contra Pablo Motos.

Así de ridículo.

Así de penoso.

Cada vez que Broncano intentaba responder, Vito cortaba el vídeo.

Ni una sola frase completa del presentador.

Ni un argumento entero.

 

Solo cortes, acusaciones y preguntas repetidas.

“¿Tú te sientes la marioneta de Pedro Sánchez?”.

“¿Tú sabes que con tu dinero se podrían salvar vidas?”.

“¿Tú atacas a cadenas privadas con dinero público?”.

Todo con tono de inquisidor de TikTok.

Y Broncano, con una mezcla de paciencia y sarcasmo, le va respondiendo.

Que no es periodista.

Que no hace política.

Que no decide las partidas de Televisión Española.

Que 28 millones no van a su bolsillo, sino al de una productora con técnicos, cámaras, guionistas, humoristas y personal de producción.

Pero nada.

Vito sigue en bucle.

Hasta que Broncano, harto, se lanza a Twitter.

Y eso sí que es noticia.

Porque Broncano no tuitea desde 2022.

Dos años de silencio rotos con un solo mensaje:

“Sube los dos vídeos enteros, fenómeno”.

Boom.

 

Explota internet.

Más de 40.

000 me gusta en horas.

La audiencia aplaude la bofetada sin mano.

Y Vito, lejos de pedir disculpas, se autoinvita a La Revuelta.

Broncano le responde de nuevo:

“Pero si ya hemos tenido esta conversación en directo y la tienes tú en tu móvil”.

Silencio.

El ridículo es tan grande que ya no cabe en pantalla.

La entrevista de Vito se convierte en el hazmerreír de las redes.

Un vídeo de 15 minutos convertido en dos minutos de vergüenza ajena.

Ni una sola respuesta de Broncano sin cortar.

Ni un solo argumento completo.

Solo el eco de una obsesión.

Y claro, mientras tanto, las audiencias hablan.

El día que Jorge Martín fue al Hormiguero, el programa sacó un 13,5%.

Un día después, fue a La Revuelta y sacaron un 16,7%.

Tres puntos más.

Con el mismo invitado.

Después del mismo acontecimiento.

La humillación era total.

No solo Broncano respondía con lógica.

No solo lo hacía con ironía.

También ganaba.

Y eso es lo que más duele.

Porque en el fondo, todo esto no va de cáncer, ni de DANA, ni de presupuestos.

Va de una guerra absurda contra un programa que funciona.

Contra un presentador que cae bien.

Contra una audiencia que ya no compra cuentos.

 

Vito y su medio, financiados con subvenciones públicas de gobiernos autonómicos del PP, se presentan como mártires de la libertad.

Pero editan entrevistas.

Mienten sobre presupuestos.

Y acusan sin pruebas.

Y cuando la realidad les da una bofetada, solo les queda victimizarse.

“El gobierno me persigue”.

“La izquierda me censura”.

“Broncano es un instrumento de Pedro Sánchez”.

Lo que no dicen es que son ellos los que manipulan.

Los que editan.

Los que mienten.

Y que ni con eso consiguen frenar el éxito de un programa que solo busca hacer reír.

Porque mientras El Hormiguero monta mesas políticas para atizar al gobierno.

La Revuelta hace sketches, entrevistas distendidas y se ríe de todos, sin distinción.

Y ese es su verdadero pecado.

 

No ser manipulable.

No alinearse.

No rendir pleitesía.

Y encima, ganar.

Y claro, cuando pierdes hasta con el mismo invitado, algo falla.

Cuando intentas tumbar un programa y lo haces más fuerte, el ridículo es épico.

Y cuando cortas una entrevista para que no se escuche al otro, lo único que haces es confirmar que tenías miedo de lo que iba a decir.

Pero Broncano habló.

Y sus carcajadas resonaron más fuerte que cualquier grito.

Porque cuando la mentira es burda, la mejor respuesta es reírse en su cara.

Como lo hizo.

Como lo seguiremos viendo.

Y como seguirá ganando.