💪El Cordobés tranquiliza a todos: el verdadero estado de salud de su padre Manuel Benítez

El pasado 5 de julio, el nombre de Manuel Benítez volvió a ocupar titulares, pero esta vez no por una hazaña en el ruedo, sino por un ingreso hospitalario que disparó todas las alarmas.

La leyenda del toreo, a sus 87 años, tuvo que ser ingresado en el hospital Quirón Salud de Córdoba tras sufrir alteraciones severas en la tensión arterial que, según trascendió, llegaron a comprometer su ritmo

cardíaco.

¿El diagnóstico? Una descompensación que requirió la implantación urgente de un marcapasos.

La noticia corrió como la pólvora y, ante el silencio de la familia, la preocupación no dejó de crecer.

Sin embargo, este lunes, su hijo, Manuel Díaz ‘El Cordobés’, ha decidido poner fin al misterio y ha hablado con total claridad.

“Está fenomenal, está fuerte.

Ha sido un pequeño susto, pero está bien gracias a Dios”, fueron las palabras exactas con las que ha querido zanjar los rumores.

Una frase que, aunque tranquilizadora, deja entrever la tensión vivida.

Díaz no ocultó que fue un momento de máxima preocupación familiar.

“Todos los hijos hemos estado muy preocupados y muy pendientes.

Creo que era un momento en el que teníamos que estar todos unidos”, explicó, dejando claro que el legendario torero no ha estado solo ni un segundo.

De hecho, destacó la implicación absoluta de Mari Ángeles, actual pareja de Benítez, quien “no se ha separado de él en ningún momento”.

Pero si algo ha sorprendido en este relato ha sido la actitud del propio Manuel Benítez.

Apenas unas horas después de recibir el alta médica, cuando su cuerpo apenas comenzaba a adaptarse al marcapasos, lanzó una frase que descolocó incluso a su propio hijo: “¿Cuándo toreamos?”.

Una broma, una provocación, o quizá simplemente el reflejo de un alma que nunca dejó el ruedo.

Ante eso, Manuel Díaz no pudo evitar responder entre risas: “Hombre, papá, me asustas.

¿Qué vamos a torear?”.

La anécdota no solo ha despertado sonrisas, también ha devuelto la esperanza a quienes temían lo peor.

Pese al tono relajado de su intervención, ‘El Cordobés’ no escondió la gravedad del episodio.

“Lo fundamental, lo más importante es que él esté bien”, sentenció, consciente de que el estado de salud de su padre es delicado y que, aunque el susto ha pasado, la vigilancia debe continuar.

La intervención del marcapasos ha sido clave, pero es solo el comienzo de un proceso que exige cuidados constantes.

Desde su entorno más cercano, también se ha querido remarcar el espíritu combativo de Benítez, quien ha demostrado una vez más por qué es considerado una fuerza de la naturaleza.

“Estamos todos apoyándole, animándole, y ha salido todo perfecto.

El tío está fuerte”, recalcó su hijo, con esa mezcla de alivio y orgullo que solo puede expresar alguien que ha temido por la vida de un ser querido.

La familia, que optó por la discreción desde el primer momento, ha dado ahora un paso al frente para evitar especulaciones y ofrecer una imagen de unión.

“Entrábamos todos, salíamos todos.

Era normal que nos preguntaran cómo estaba”, explicó Díaz, quien ha sido el encargado de calmar las aguas mediáticas.

Y lo cierto es que su testimonio ha sido recibido como un bálsamo para los miles de seguidores del mítico torero.

A sus casi nueve décadas de vida, Manuel Benítez no solo ha superado una intervención cardíaca con éxito, sino que ha demostrado una vez más que el espíritu torero no entiende de edad ni de diagnósticos.

Mientras muchos esperaban una imagen débil o deteriorada, él responde con humor, energía y una frase que ya es historia: “¿Cuándo toreamos?”.

El mensaje final de su hijo es tan rotundo como necesario: “Está bien, está tranquilo y nosotros más tranquilos sabiendo que está con nosotros”.

Con esta declaración, Manuel Díaz ha querido cerrar filas, no solo alrededor de su padre, sino de todo lo que representa el apellido Benítez en la historia del toreo español.

Por ahora, el mítico torero descansa en su hogar, acompañado por su inseparable Mari Ángeles y arropado por sus hijos, mientras su cuerpo se adapta al marcapasos que ahora regula su corazón.

Pero si algo ha quedado claro es que su alma sigue latiendo por el toreo, por la vida y por esa pasión indomable que ni el tiempo ni la salud han conseguido doblegar.

Una leyenda nunca muere.

Y Manuel Benítez, con marcapasos y todo, ha vuelto a demostrarlo.