💥 ¡CRISIS TOTAL! El Público da la Espalda a ‘La Familia de la Tele’ y las Verdades Incómodas Salen a la Luz

El derrumbe de ‘La Familia de la Tele’ no solo se mide en puntos de share, sino en el impacto brutal que está teniendo dentro y fuera de los platós.

Ayer, los números no dejaron lugar a dudas: una caída estrepitosa del 67% en sobremesa y desplome al 59% en la tarde, cifras que confirman que el formato está en estado crítico.

Ni el carisma de Melody ni el regreso de María José Campanario han sido suficientes para frenar la sangría de audiencia.

Y lo peor es que los escándalos no hacen más que agravar la situación.

María José Campanario, envuelta en controversias por impagos de pensiones alimenticias, ha pasado de ser un reclamo televisivo a un lastre mediático.

Su imagen pública ha sufrido una erosión irreversible, y eso ha impactado directamente en la percepción del programa.

Mientras tanto, Melody, que fue convertida en símbolo feminista con su “Yo sí te creo”, ahora sufre el silencio más atronador por parte del mismo colectivo que antes la elevó, en una muestra de hipocresía que ha

indignado a miles.

Pero quien más ha pagado los platos rotos es, sin duda, Belén Esteban, que se ha convertido en la víctima perfecta de un sistema televisivo despiadado.

Usada como blanco para mofas, pullas y enfrentamientos constantes, la princesa del pueblo se ve arrastrada por una guerra que ni siquiera le pertenece.

En el último programa, lo que soltó contra Campanario fue tan fuerte que dejó al público helado.

Algunos lo calificaron de “vergonzoso”, otros lo aplaudieron como un acto de valentía.

Pero la tensión es ya insostenible.

Por si fuera poco, Miguel Temprano ha encendido aún más la mecha, denunciando lo que él califica como “una caza de brujas política” contra Melody orquestada por el entorno del sanchismo.

Según Temprano, la televisión pública está siendo utilizada como herramienta de castigo y manipulación, y artistas como Melody estarían siendo acosadas y silenciadas por no plegarse a ciertos intereses.

“Esto es solo el principio”, ha advertido el periodista.

Y mientras todo esto ocurre, las audiencias caen a niveles nunca vistos.

El programa apenas logra superar los 423.000 espectadores, cifras paupérrimas para una franja que antes lideraba con comodidad.

En comparación, otros espacios como ‘Valle Salvaje’ o ‘La Promesa’ han disparado sus registros, dejando a ‘La Familia de la Tele’ como un cadáver televisivo en plena descomposición.

El asunto se vuelve aún más escandaloso cuando se conocen los sueldos millonarios de algunos colaboradores.

Belén Esteban estaría cobrando 18.000 euros mensuales, Isa Pantoja unos 12.000 y María Patiño rondaría los 20.000 euros.

Todo esto mientras la televisión pública enfrenta críticas por su incapacidad de financiar adecuadamente educación, sanidad o apoyo social, en un contexto nacional de pobreza infantil creciente y hospitales

colapsados.

Lucía Etxebarria ha sido especialmente dura al respecto: “Nos están robando en la cara para pagar circo y manipulación”, sentenció.

Y si la franja Prime pudiera ofrecer un alivio, la realidad es aún más sangrante.

Broncano apenas alcanzó un 11,9% de cuota con 1,4 millones, mientras Pablo Motos, sin despeinarse, lo barrió con un 12,6% y más de 2,3 millones de telespectadores.

La distancia es abismal y cada vez más vergonzosa.

En este caos, Kiko Matamoros no ha querido quedarse callado y ha ido directo a la yugular.

Ha calificado a Melody como “malnacida y desagradecida”, una frase que ha encendido las redes sociales.

Pero lo que muchos no olvidan es que Matamoros viene de una familia plagada de polémicas, juicios y deudas millonarias con Hacienda, lo que ha hecho que sus palabras sean vistas por muchos como hipócritas e

incendiarias.

Lo que se vive en ‘La Familia de la Tele’ es ya una guerra civil mediática, una batalla de egos, venganzas y agendas ocultas donde el público, harto del espectáculo tóxico, ha decidido simplemente apagar el televisor.

El problema ya no es solo de contenido… es de credibilidad, de ética y de una televisión pública que parece haber olvidado a quién debe servir.

Porque cuando una familia se rompe en directo, lo único que queda es el morbo.

Y ni siquiera eso parece salvar a este programa que ya no camina: se arrastra hacia el abismo sin remedio.