🧨 Guerra total en ‘Vamos a ver’: Alejandra Rubio explota contra Lequio y defiende con uñas y dientes a Terelu

Alejandra Rubio lo tenía claro: esta vez no se iba a callar.

Cansada de los comentarios cruzados y las insinuaciones veladas, decidió plantarse en Vamos a ver y lanzar un mensaje directo, sin ambigüedades y con una claridad que dejó helado al plató.

La joven, visiblemente molesta, se dirigió a Alessandro Lequio con una frase que marcó el tono del enfrentamiento: “Voy a contestar a este señor”.

Y vaya si lo hizo.

Porque lo que siguió fue una auténtica batalla televisiva donde volaron los reproches, las acusaciones y las verdades que muchos preferían no escuchar.

Todo comenzó con un conflicto previo: la ya deteriorada relación entre Terelu Campos y Makoke.

Una enemistad que se arrastra desde hace años, pero que se reactivó con fuerza cuando ambas coincidieron en el programa D Corazón durante una emisión tensa y plagada de reproches en directo.

Las viejas heridas volvieron a abrirse, esta vez con la separación de Makoke y Kiko Matamoros como telón de fondo.

Según algunos colaboradores, la cercanía de Terelu con Kiko habría sido la chispa que encendió la mecha.

Y ahora, en medio de ese fuego cruzado, Lequio decidió hablar.

Alessandro Lequio, conocido por no tener pelos en la lengua, intervino para defender a Makoke.

La calificó de “inocente” y sugirió que estaba recibiendo ataques injustificados, posiblemente motivados por intereses personales o alianzas internas del programa.

“Metiéndose con Makoke, algunos creen que quedan bien con otros”, insinuó.

Esa frase, que parecía lanzada al aire, cayó directamente en el terreno de Alejandra Rubio.

Y su respuesta fue inmediata, explosiva y cargada de una indignación contenida.

“No voy a permitir que se ponga en duda la valentía de mi madre”, soltó Alejandra, tajante.

“Mi madre no tiene miedo a nadie”.

El tono, la mirada y la firmeza con la que lo dijo dejaron claro que no se trataba de una simple defensa circunstancial.

Era una declaración de guerra.

Para Alejandra, las palabras de Lequio no solo eran injustas, sino también ofensivas, una forma sutil de desacreditar a Terelu y presentarla como una manipuladora, algo que ella no estaba dispuesta a tolerar.

Lequio, por su parte, no reculó.

Mantuvo su postura, insistiendo en que Makoke está siendo utilizada como diana mediática, que su figura es demasiado fácil de atacar, y que muchas veces se la juzga con dureza por motivos ajenos al contenido

real de sus declaraciones.

Alejandra, lejos de ceder, subió el tono: “Decir que es fácil meterse con ella es precisamente dejarla por los suelos.

¿Eso es defenderla?”.

La tensión creció a niveles insostenibles, y las cámaras captaron cada gesto, cada suspiro contenido, cada mirada cortante.

En medio del caos, Carmen Borrego, hermana de Terelu y también presente en el plató, intentó poner algo de calma.

Consciente de que el conflicto se estaba desbordando, intervino para aclarar que ni Terelu ni Makoke han sido nunca amigas íntimas, desmontando la idea de una supuesta traición personal que habría generado el

enfrentamiento.

“Esto no es un tema de amistad rota, es otra cosa”, explicó.

Pero su intervención, aunque sensata, no logró enfriar los ánimos.

Las heridas estaban demasiado abiertas.

El conflicto no es nuevo, pero lo vivido en ese plató marcó un antes y un después.

Porque lo que Alejandra Rubio hizo fue romper con la contención habitual de su personaje televisivo.

En lugar de guardar silencio o emitir un comunicado frío, decidió dar la cara, en directo, con nombre y apellidos.

Defendió a su madre con uñas y dientes, señalando que en este mundo de opiniones disfrazadas, hay que saber dónde poner los límites.

Y si algo dejó claro, es que con Terelu no se juega.

Alejandra fue contundente, directa y emocional.

Y lo hizo en uno de los momentos más calientes de la franja matinal, donde el debate se mezcló con la emoción y el espectáculo con la defensa familiar.

Porque en el universo Campos, la sangre pesa más que cualquier guión.

El público reaccionó de inmediato.

En redes sociales, los hashtags #AlejandraRubio y #VamosAVer se dispararon.

La audiencia se dividió entre quienes aplaudían la valentía de Alejandra y quienes criticaban su dureza.

Pero una cosa quedó clara: nadie fue indiferente.

Porque lo que se vivió no fue un cruce más.

Fue una escena de verdad televisiva, donde las máscaras cayeron y la tensión se apoderó del plató.

Este episodio reabre la caja de Pandora de las tensiones internas en el mundo del corazón.

Y la familia Campos, una vez más, se coloca en el centro del huracán.

Makoke, Lequio, Terelu, Carmen y ahora Alejandra, todos forman parte de un tablero donde cada palabra puede ser dinamita.

¿Habrá reconciliación? ¿O este nuevo enfrentamiento solo es el comienzo de algo mayor? Por ahora, lo único seguro es que Alejandra Rubio ha dejado claro que no está dispuesta a permitir que se ponga en duda

la dignidad de su madre.

Y lo ha hecho de la forma más pública posible: en plató, en directo y con toda la furia contenida de años de dardos cruzados.

La guerra está abierta.

Y esto, apenas acaba de empezar.