⚠️ Hospital Fantasma de Ayuso se DERRUMBA: millones malgastados, cero enfermos y contratos sospechosos 🏗️🔥

El derrumbe de un techo del hospital Zendal reabre las críticas sobre su  mantenimiento y su funcionamiento | Somos Madrid

En la tarde del lunes, una escena insólita volvió a poner bajo los focos una de las mayores polémicas sanitarias de la Comunidad de Madrid: el desplome parcial del techo del Hospital Isabel Zendal.

La llamada “joya de la corona” de Ayuso, presentada durante la pandemia como un referente internacional de eficacia, ha terminado convertida en un esqueleto de cemento abandonado y peligrosamente

inestable.

Lo peor: que se haya caído el techo no ha provocado víctimas solo porque, irónicamente, el hospital está vacío.

Y no se trata de una simple anécdota.

El Zendal representa el paradigma de cómo el dinero público puede terminar enterrado bajo toneladas de hormigón sin retorno alguno.

Concebido en plena emergencia sanitaria y con la promesa de aliviar la presión hospitalaria, fue inaugurado a bombo y platillo en diciembre de 2020.

Lo que no se dijo entonces es que el centro no tenía quirófanos, ni UCI suficiente, ni baños adecuados, ni personal fijo.

Era, según muchos profesionales, una nave industrial disfrazada de hospital.

Así ha quedado el Zendal tras la caída del revestimiento de un techo

Pero lo más escandaloso no es su funcionalidad nula, sino su coste real: presupuestado inicialmente en 50 millones de euros, el Zendal acabó costando más de 300 millones, un sobreprecio del 500%.

¿Y quién ejecutó esa obra faraónica? Las constructoras de siempre: Ferrovial, Sacyr, San José.

Y, por supuesto, el omnipresente Florentino Pérez.

Sí, el mismo que aparece en todos los grandes contratos públicos de la Comunidad de Madrid.

La relación entre grandes constructoras y poder político se vuelve aquí tan evidente que cuesta no llamarlo “pelotazo”.

Durante 2023, el Zendal atendió una media de un paciente al día.

En 2024, apenas 118 pacientes han pasado por sus pasillos, reconvertido ahora en un centro de día para enfermos de ELA.

Una noble causa, sin duda.

Pero… ¿justifica esa cifra una inversión de 300 millones y contratos de mantenimiento millonarios? La pregunta se responde sola.

El Zendal no es un hospital.

Se desploma parte del techo del Zendal: "El 'ayusismo' y su hospital  fantasma que se cae

Es un plató político, un símbolo vacío, una fachada que sirvió para que Ayuso se hiciera fotos en plena crisis sanitaria mientras dejaba sin recursos a la atención primaria.

Y ahora, con el techo desplomado, las dudas resurgen con más fuerza.

¿Qué tipo de materiales se utilizaron? ¿Por qué una infraestructura “nueva” empieza a desmoronarse apenas cuatro años después de construida? Arquitectos y expertos coinciden: el Zendal fue levantado deprisa,

sin planificación técnica adecuada y con materiales de baja calidad.

Su estructura se asemeja más a la de un polígono logístico que a la de un centro hospitalario.

La respuesta de la Comunidad de Madrid ha sido, como era de esperar, minimizar el asunto.

Han culpado a “fallos técnicos menores” y a una “falsa alarma”.

Pero las imágenes hablan por sí solas: grandes placas del falso techo desprendidas en la entrada principal, cables al descubierto y riesgo real para cualquier persona que hubiera estado ahí.

Por suerte, no había nadie.

Porque ese hospital nunca se usó como tal.

El Zendal fue anunciado con orgullo como “referente mundial” y “modelo de exportación”.

Ayuso lo convirtió en bandera política.

Pero hoy, más que referente, es un símbolo de despilfarro.

Además, sirvió como almacén de vacunas, centro de vacunación y hasta refugio temporal para desplazados.

Se cae el revestimiento de un techo en un porche del Zendal sin causar  daños personales

Todo ello, de forma improvisada, sin planificación, y con contratos a dedo a empresas ligadas al PP o a excargos públicos.

La propia empresa de seguridad del Zendal recibió 6 millones y está dirigida por una exconcejala del Partido Popular.

A todo esto se suma otro elemento crucial: la difusión de imágenes falsas en redes sociales.

Varias cuentas de izquierda difundieron una fotografía generada por inteligencia artificial donde se mostraba un techo hospitalario colapsado con quirófanos incluidos, cuando en realidad el Zendal no tiene

quirófanos.

Aunque la caída real del techo sí ocurrió y fue confirmada por fuentes oficiales, el uso de imágenes falsas debilitó la denuncia y sirvió a la derecha para desviar el foco.

Una jugada autodestructiva que muestra cómo la desinformación, venga de donde venga, siempre favorece al poder.

Pero más allá de los errores de difusión, el hecho principal permanece inalterable: el techo del Zendal se ha caído porque la estructura es mala, el mantenimiento es deficiente y nunca debió costar lo que costó.

Mientras tanto, la atención primaria sigue colapsada, los hospitales públicos presentan goteras cada invierno y las listas de espera se eternizan.

Todo mientras cientos de millones descansan inservibles bajo un techo de chapa en Valdebebas.

Y si hablamos de derroche, el Ayuntamiento de Madrid tampoco se queda atrás.

Esta imagen no es del desprendimiento en el techo del Hospital Zendal de  Madrid · Maldita.es

Tras gastar 11 millones de euros en convertir la Puerta del Sol en una sartén sin sombra, Almeida ha invertido 1,5 millones más en toldos que no dan sombra.

Literalmente.

Trocitos de tela blanca que, bajo los 40 grados madrileños, no cubren ni alivian el calor, según denuncian los propios ciudadanos.

¿Gestión eficiente o incompetencia cara?

Las voces críticas claman por una auditoría independiente y por una investigación seria sobre el destino de estos fondos públicos.

¿Dónde está la UCO? ¿Dónde están los medios fiscalizadores? ¿Quién responde por el dinero que se ha perdido en el Zendal y otros proyectos fallidos de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid?

El Zendal no es un caso aislado.

Es la punta del iceberg de un modelo que convierte la emergencia en negocio, que prioriza la propaganda sobre la eficacia, y que trata los recursos públicos como si fueran patrimonio de partido.

Hoy, con su techo en el suelo, el Zendal es el símbolo perfecto de una gestión que se cae a pedazos.

Y mientras no se asuman responsabilidades, seguirá siendo también el símbolo de una ciudadanía estafada.