🔥 “Habla como el PP”: La demoledora frase de Jesús Cintora que destroza a Felipe González

Jesús Cintora sentencia en solo cinco palabras a Felipe González tras  anunciar que no votará al PSOE

La historia del PSOE está escrita con nombres que marcaron época, pero pocos como Felipe González.

Durante años fue el rostro indiscutible del socialismo español, un líder que llevó al partido al poder y lo mantuvo durante más de una década.

Sin embargo, el tiempo ha pasado y lo que una vez fue admiración, hoy se transforma en división.

Las recientes declaraciones de González, donde no solo criticó la ley de amnistía, sino que afirmó que no votará al PSOE en las próximas elecciones, han generado una tormenta política sin precedentes.

Pero lo que realmente desató el vendaval mediático fue la reacción de Jesús Cintora.

En su programa “Malas Lenguas”, el periodista resumió el sentir de una parte importante de la izquierda con una frase letal: “González habla como el PP”.

Cinco palabras que son mucho más que una crítica, son una acusación directa de traición ideológica, una sentencia sin apelación que coloca a González del lado de la derecha, justo donde jamás habría querido

estar… o eso creíamos.

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Esta frase no surgió de la nada.

Cintora venía advirtiendo desde hace tiempo sobre el papel desestabilizador que algunos “viejos rockeros” de la política jugaban dentro del propio partido.

La contundencia de su frase sorprendió, pero no desentonó con el tono general del programa, que abordó con crudeza la deriva discursiva del expresidente.

Porque lo que muchos ven como un simple desacuerdo, Cintora lo presenta como una fractura total entre dos almas del PSOE: la que quiere avanzar y la que se aferra al pasado.

La indignación creció al recordar que González comparó a Sánchez con Donald Trump, una analogía que para muchos roza lo ridículo y que en boca de un expresidente suena incluso peligrosa.

No es solo una crítica al gobierno, es un intento de erosionar la legitimidad democrática de un presidente elegido por los ciudadanos.

Y eso, según Cintora y otros periodistas como Ester Palomera y Fernando Garea, no se puede dejar pasar.

No es una opinión más.

Es gasolina sobre el fuego justo cuando la derecha lanza su ofensiva judicial y mediática.

Jesús Cintora sentencia en solo cinco palabras a Felipe González tras  anunciar que no votará al PSOE

Ester Palomera fue especialmente directa: “Hay pocos expresidentes que sepan asumir que ya no están en el centro de la política”.

Su frase no solo apunta a González, sino que expone una patología común en la política española: la incapacidad de retirarse a tiempo.

Recordó con detalle los escándalos que marcaron el mandato de González: Filesa, los GAL, la represión…

y cómo ahora, desde una supuesta superioridad moral, pretende dar lecciones a quienes siguen defendiendo el progresismo desde el gobierno.

Fernando Garea añadió otro matiz clave: el derecho a opinar no convierte automáticamente esa opinión en constructiva.

González, según Garea, no solo ha cruzado una línea ideológica, sino que lo ha hecho en un momento en que sus palabras pueden ser utilizadas como munición por la derecha.

Y de hecho, ya lo están siendo.

Basta con encender cualquier tertulia política para ver cómo sus declaraciones son repetidas por líderes del PP casi palabra por palabra.

¿Coincidencia? Para Cintora, no.

Es una estrategia, o al menos, una utilidad que la derecha sabe aprovechar sin tener que mover un dedo.

El programa no se quedó en la superficie.

Cintora lanzó una pregunta provocadora: “¿Realmente fue de izquierdas alguna vez?”.

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Una cuestión que puede parecer injusta, pero que cobra sentido cuando se analizan las alianzas y silencios del expresidente en los últimos años: consejos de administración, afinidades con líderes conservadores,

ausencia en los actos del PSOE.

La figura de González, lejos de sumar, resta.

Y resta mucho.

Otro de los momentos clave del programa fue cuando se analizó la ley de amnistía.

Mientras González la llama una “barrabasada”, el Tribunal Constitucional ya la ha avalado.

Entonces, ¿cuál es el verdadero motivo de su oposición? ¿Una convicción profunda o una batalla personal? Cintora no lo dice abiertamente, pero lo insinúa todo el tiempo.

Hay algo emocional, casi resentido, en el comportamiento del expresidente.

Como si no soportara haber sido desplazado del centro del relato socialista.

Como si su herida no fuera ideológica sino de ego.

Gloria Marcos fue aún más irónica: “Está claro que quedan los fines de semana”, bromeó al insinuar una posible alianza no solo discursiva sino estratégica entre González y Feijóo.

Lo aclaró como chiste, pero el subtexto quedó flotando en el aire.

En política, las coincidencias casi nunca son accidentales.

El momento elegido por González para lanzar su ataque tampoco es inocente.

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Justo cuando el gobierno lidia con una nueva ofensiva mediática, sus palabras desvían la atención de los avances legislativos y alimentan la narrativa de crisis.

Cintora no lo dice con esas palabras, pero lo deja claro: si hablas como la derecha, terminas ayudando a la derecha.

Y en este caso, González ha sido el mejor aliado involuntario del PP.

En redes sociales, las reacciones fueron inmediatas.

Militantes de base, simpatizantes del PSOE y periodistas progresistas se mostraron indignados.

Algunos ironizaron con que González aparece más en medios conservadores que en los actos de su partido.

Otros recordaron su amistad con Aznar y sus negocios con grandes empresas.

El mito del expresidente empieza a resquebrajarse, y Jesús Cintora ha sido una de las primeras figuras mediáticas en decirlo sin pelos en la lengua.

Este episodio ha dejado algo claro: la izquierda española está dividida, no solo por ideas, sino por identidades.

Y mientras Pedro Sánchez representa el presente (y quizás el futuro), Felipe González se aferra a un pasado que ya no conecta con la sociedad actual.

La frase de Cintora no solo resume una crítica: marca un antes y un después.

Ya no se trata de discrepar, sino de elegir en qué lado estás.

Y con cinco palabras, el periodista ha dejado claro dónde cree que está Felipe González.

Y quizás, ya no hay vuelta atrás.