¡LUIS FIGO ESTALLA EN PLENA ALFOMBRA ROJA! SU CONTUNDENTE “NO VEO LA SEXTA, SOIS MUY ROJOS” REVIENTA LAS REDES Y DESATA LA POLÉMICA

Luís Figo saca los colores a La Sexta y les tilda de 'rojos'

Lo que parecía ser una noche dedicada al deporte y la celebración terminó convirtiéndose en uno de los momentos más comentados en la esfera pública española.

En la alfombra roja de los premios Laureus 2025, Luis Figo, leyenda del fútbol mundial, sorprendió a todos con una frase que desató una tormenta mediática: “No veo La Sexta, sois muy rojos”.

En apenas segundos, un evento protocolario se transformó en un fenómeno viral que reflejó como pocas veces el nivel de polarización ideológica en España.

No se trató solo de una opinión lanzada al azar, sino de una auténtica declaración de intenciones que reabrió el eterno debate sobre la relación entre figuras públicas, medios de comunicación y el clima político actual.

La entrevista comenzó de forma relajada, en tono amigable, con preguntas sobre ecología, coches eléctricos y la actualidad del deporte.

Isma Juárez, reportero de El Intermedio, preguntó a Figo si tenía coche eléctrico, a lo que el exfutbolista respondió que tenía uno híbrido.

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La conversación seguía fluyendo con naturalidad, hasta que se mencionó la posibilidad de que Figo fuese un nuevo espectador de El Intermedio, el famoso programa de sátira política liderado por Wyoming.

Fue entonces cuando Figo, sin perder la sonrisa pero con un gesto de evidente distancia, soltó su ya célebre: “No veo La Sexta, sois muy rojos”.

La frase, captada en vídeo y difundida inmediatamente en redes sociales, se propagó como la pólvora, generando aplausos, críticas, memes y todo tipo de reacciones a un lado y otro del espectro político.

Lejos de ser una mera anécdota, la reacción de Figo encapsula varias tensiones que atraviesan la sociedad española contemporánea.

Por un lado, refleja cómo las personalidades públicas, sobre todo en ámbitos como el deporte o el entretenimiento, ya no son vistas como neutrales.

La respuesta de Luís Figo a un periodista de 'El Intermedio': "Soy  progresista de los verdaderos, no de los populistas"

Sus opiniones, aunque sean lanzadas en tono de broma, son interpretadas en clave ideológica, usadas como armas o símbolos de un bando u otro.

La respuesta de Figo muestra también cómo ciertos discursos de deslegitimación hacia los medios críticos —en este caso, La Sexta y El Intermedio— se han instalado en el imaginario conservador.

Al calificar a todo un canal como “muy rojo”, se evita entrar en matices, se descarta cualquier contenido por el simple hecho de su origen, y se alimenta una dinámica de burbujas ideológicas cada vez más impenetrables.

No es la primera vez que Luis Figo muestra afinidad con posturas conservadoras, tanto en Portugal como en España.

Sus comentarios públicos anteriores ya dejaban entrever una visión crítica hacia los movimientos progresistas, y su defensa de ideas más tradicionales.

Sin embargo, su actitud en esta ocasión reabrió otro debate mucho más amplio: ¿Deben los deportistas —o cualquier figura pública— mantenerse neutrales? ¿O, por el contrario, tienen derecho, como cualquier ciudadano, a expresar abiertamente su visión del mundo? La cuestión no es sencilla.

Muchos sostienen que figuras tan influyentes deberían evitar polarizar aún más un ambiente social ya de por sí tenso, mientras otros defienden su libertad de expresión, incluso cuando sus declaraciones resultan polémicas o divisivas.

💥¡EN DIRECTO! Luís Figo DESTROZA a La Sexta🟢

Este incidente también permite poner el foco en el rol del humor político en España y en cómo ha sido atacado en los últimos años.

Programas como El Intermedio cumplen una función que va más allá del simple entretenimiento: ofrecen una mirada crítica, sarcástica y a menudo incómoda hacia el poder político y económico, venga de donde venga.

Ridiculizar a los poderosos, hacer sátira de las contradicciones de los líderes y señalar las incoherencias del sistema forma parte del ecosistema democrático.

Sin embargo, en tiempos de polarización extrema, cualquier crítica es interpretada como militancia, cualquier humor incómodo es visto como activismo disfrazado.

La frase de Figo sobre La Sexta no solo descalifica un canal, sino también todo un estilo de hacer periodismo y humor que apuesta por incomodar al status quo.

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La polarización ideológica ha alcanzado un nivel en el que incluso las elecciones culturales más triviales —qué canal ves, qué música escuchas, qué libros lees— son interpretadas como manifestaciones políticas.

Dejar de ver La Sexta porque “son muy rojos” o criticar a TVE porque “es muy progre” son ejemplos de cómo el debate público se ha convertido en un terreno minado, donde todo gesto es leído en clave de trinchera.

Esta situación erosiona el espacio común necesario para el diálogo democrático, convierte el consumo cultural en una señal de pertenencia tribal y dificulta la posibilidad de escuchar al otro sin prejuicios.

No se trata de compartir todas las opiniones, sino de aceptar que en una sociedad plural los medios críticos tienen un papel fundamental que defender.

Finalmente, el eco de la frase de Figo nos recuerda que en la era digital todo se magnifica, todo se convierte en un símbolo.

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Una declaración que en otro tiempo habría quedado como una anécdota privada hoy genera titulares, debates encendidos y posicionamientos virales.

Y esa amplificación no solo refleja el poder de las redes sociales, sino también la fragilidad de un sistema mediático donde la conversación pública está secuestrada por la lógica de la confrontación.

Frente a esta dinámica, es más urgente que nunca reivindicar espacios donde el humor, la sátira y la crítica puedan existir sin ser demonizados.

Porque sin voces incómodas, sin medios que se atrevan a señalar el absurdo y a reírse del poder, la democracia pierde uno de sus mecanismos de autodefensa más poderosos.

Y eso, más allá de Figo, de Wyoming o de La Sexta, debería preocuparnos a todos.