🚇 Madrid SE PARALIZA y Puente NO PERDONA: ‘Teleayuso se ha quedado MUDITA’ 💣

Óscar Puente denuncia que Ayuso canceló el acto de apertura de la Línea 3  para esconder el papel del Gobierno

La línea 6 del metro de Madrid colapsó.

Miles de pasajeros atrapados.

Andenes reventados.

Gente caminando durante horas para llegar al trabajo.

Y mientras tanto… Telemadrid en modo avión.

Ni una sola mención destacada al caos que vivía la ciudad en tiempo real.

En redes sociales, las imágenes ardían.

Pero en la televisión pública de la Comunidad, el silencio era tan espeso como el humo de un incendio sin sirenas.

Hasta que Óscar Puente lo dijo alto y claro: “Cuando la culpa es del Gobierno, Telemadrid emite en bucle.

Cuando es de Ayuso… se vuelven muditos”.

El ministro de Transportes no necesitó más de dos frases para incendiar el tablero político.

Y no lo hizo en una rueda de prensa ni con discursos largos.

Lo soltó en X (antes Twitter), con una ironía quirúrgica que se clavó como aguijón en la imagen institucional de Ayuso.

“Teleayuso”, escribió, en una clara alusión al presunto control editorial que la presidenta madrileña ejerce sobre la cadena.

Puente acusa a Ayuso de cancelar la inauguración de una ampliación de Metro  de Madrid para ocultar que la financió el Gobierno | Público

La crítica no era nueva, pero esta vez tuvo un poder explosivo: coincidía con uno de los peores días de movilidad en la capital y con la desaparición informativa más descarada que se recuerda en un medio público.

El mensaje de Puente no fue un simple desahogo.

Fue una acusar directa de manipulación mediática.

Comparó la cobertura de Telemadrid del 14 de agosto —cuando los trenes de Renfe fallaron en Chamartín y se dedicaron horas de programación al tema— con el tratamiento actual, donde el colapso del metro

apenas tuvo presencia.

Lo que algunos llamaron estrategia editorial, Puente lo llamó por su nombre: censura por omisión.

La respuesta institucional de Ayuso fue el silencio.

Otra vez.

La presidenta, fiel a su estrategia de ignorar lo incómodo, no emitió declaraciones.

No acudió a platós.

Ni siquiera tuiteó.

Como si el problema no existiera.

Como si los madrileños no estuvieran viviendo un infierno subterráneo.

Como si la política pudiera seguir girando aunque la ciudad se detenga.

Pero esta vez, el silencio no le funcionó.

Porque cuando una ciudad entera sufre un colapso y nadie en el gobierno regional se da por aludido, la gente empieza a hacerse preguntas.

Y las redes sociales se encargan de amplificar la indignación.

Usuarios atrapados subieron vídeos.

Díaz Ayuso visita las obras de prolongación de la Línea 3 de Metro que  permitirá llegar desde Getafe a la Puerta del Sol en media hora y sin  transbordo | Comunidad de Madrid

Testigos directos del caos compartieron su frustración.

Hashtags como #MetroMadrid y #TelemdridMuda comenzaron a multiplicarse.

Lo que parecía una simple incidencia técnica se transformó en un escándalo informativo.

No solo por la avería, sino porque los ciudadanos no entendían por qué nadie lo estaba contando.

La credibilidad de Telemadrid entró en caída libre.

Desde hace años, periodistas y analistas vienen denunciando una deriva editorial preocupante.

Cambios en la cúpula, despidos selectivos, y una línea informativa cada vez más alineada con el discurso del gobierno de Ayuso.

Y ahora, con la línea 6 parada y los madrileños atrapados, la ausencia de cobertura se volvió la prueba definitiva para muchos.

Puente, consciente del impacto de su mensaje, no se detuvo ahí.

En entrevistas posteriores, remarcó que no se trataba solo de una crítica puntual.

Lo suyo era una denuncia contra el uso partidista de un medio financiado con dinero público.

Y tenía un ejemplo reciente para contrastar: cuando los trenes de su ministerio fallaron, Telemadrid lo convirtió en una saga de desastres.

Ahora que el desastre lo firmaba la CAM… ni un solo titular en portada.

Los partidos de la oposición no tardaron en sumarse.

PSOE, Más Madrid y Podemos exigieron explicaciones, comparecencias y hasta auditorías sobre el estado real del metro.

Para ellos, lo del lunes no fue un error técnico aislado, sino el reflejo de años de desinversión y mantenimiento precario.

Los sindicatos del metro respaldaron esta visión: llevaban meses advirtiendo que la infraestructura está al límite.

Que las estaciones están saturadas.

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Que los recortes en personal provocan colapsos.

Pero nadie escuchó… hasta que el sistema reventó.

A nivel técnico, el incidente reveló una realidad incómoda: el metro de Madrid no está preparado para el volumen actual de pasajeros.

Y mucho menos si no se invierte en mantenimiento ni se moderniza la red.

Pero lo más grave no fue la avería.

Fue el apagón informativo coordinado.

La sensación de que, si no sale en la tele, no existe.

De que el gobierno puede convertir la televisión pública en una pantalla de humo donde solo se cuenta lo que conviene.

Mientras tanto, los madrileños siguen haciendo malabares para llegar a sus destinos.

Y si algo quedó claro tras este episodio, es que la política ya no se juega solo en las urnas, sino en lo que se cuenta… y en lo que se calla.

Y ahí, Ayuso ha perdido una batalla clave.

Porque cuando hasta el más callado empieza a gritar, no hay silencio mediático que lo oculte.

Puente lo volvió a hacer.

Con una frase, rompió el guion oficial, puso a Telemadrid en evidencia y dejó a la presidenta madrileña sin respuesta.

Y lo hizo sin necesidad de insultos, solo con una ironía tan afilada como una denuncia formal.

A veces, las verdades más incómodas no necesitan volumen… solo precisión.

Y la suya, esta vez, fue quirúrgica.