⚠️¡TRAICIÓN POLÍTICA! Peña Nieto y Velasco en GUERRA: El Verde Ecologista Abandona al PRI y Busca Refugio en Morena

Peña Nieto visita Chiapas y Velasco espera una definición para la  candidatura del estado - La Política Online

La política mexicana ha vivido uno de sus capítulos más explosivos con la ruptura definitiva entre el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Después de décadas de complicidad, negociaciones bajo la mesa y alianzas que les permitieron sobrevivir electoralmente, el PVEM ha decidido bajarse del barco…

justo cuando el PRI se hunde sin remedio.

El anuncio no vino con bombos ni platillos, sino con una frialdad calculada: “Tenemos diferencias de criterio con el PRI”, declararon desde la cúpula del Verde.

En otras palabras: ya no les sirve.

Lo que para muchos era impensable —ver a Manuel Velasco, protegido de Peña Nieto, rompiendo con el PRI— se ha materializado, y con ello se abre una nueva etapa de alianzas oportunistas y traiciones

descaradas.

Velasco, quien fue impulsado al estrellato político por la mano del mismísimo Peña Nieto, ha sido durante años un reflejo de su mentor: joven, carismático, casado con una celebridad televisiva, y envuelto en un

aura mediática que ocultaba gestiones cuestionables.

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Pero ahora, el mismo Velasco le da la espalda al partido que lo vio nacer políticamente, y lo hace para acercarse a quien hoy tiene el poder: Andrés Manuel López Obrador.

La estrategia es clara.

El Verde no quiere hundirse junto al PRI.

Sabe que el tricolor ha perdido credibilidad, fuerza electoral y, sobre todo, aliados.

Con apenas 47 diputados frente a los 247 de Morena en la nueva legislatura, el PRI es un cadáver político que nadie quiere cargar.

Por eso el Verde busca refugio en la sombra de AMLO, incluso si eso implica renegar del pasado y pisotear al mismo Peña Nieto.

La traición no es menor.

Durante el sexenio de Peña, el PVEM fue pieza clave para aprobar las reformas más impopulares: la energética, la educativa, la fiscal.

Fueron cómplices de la entrega de PEMEX, de las concesiones de playas, carreteras, y hasta del agua, que estuvo a punto de ser privatizada bajo decreto.

El país se endeudó, la inflación explotó, y el salario real se desplomó.

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Y ahí estuvo el Verde, siempre votando a favor, siempre recibiendo su parte: diputaciones plurinominales, senadurías, y todo tipo de canonjías.

Ahora, cuando el PRI ha perdido casi todo —el poder, las gubernaturas, el dinero público— el Verde salta del barco como la rata que huye antes de que se hunda.

Y lo hace con cinismo: buscando proyectarse como un “partido nuevo”, libre de culpas y con ganas de trabajar con Morena “por el bien del país”.

Pero, ¿a quién engañan?

El propio López Obrador debería mirar con lupa este acercamiento.

Porque como bien dice el dicho: “quien traiciona una vez, traiciona siempre”.

Y Manuel Velasco tiene un historial que debería alarmar a cualquier aliado político.

Modificó la Constitución de Chiapas para ser su propio suplente como gobernador, se fue al Senado como plurinominal, y luego volvió a gobernar… como si el estado fuera su finca personal.

Es un operador político hábil, sí, pero también un experto en beneficiarse del sistema sin rendir cuentas.

El PRI, por su parte, vive su peor pesadilla.

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Peña Nieto, desde su exilio dorado, intenta justificar lo injustificable.

En una entrevista con La Jornada, el expresidente reconoció que el partido necesita hasta cambiar de nombre, porque está “quemado”.

Una declaración que suena más a rendición que a autocrítica.

Hoy el PRI está solo, sin aliados, sin líderes fuertes, y sin futuro.

Y no es para menos.

Tres dirigentes en un solo año, alianzas rotas, figuras históricas ausentes o repudiadas, y una bancada en San Lázaro que parece de juguete frente al tsunami de Morena.

Incluso partidos pequeños como Nueva Alianza han perdido su registro, y el Verde, en lugar de hundirse con el Titanic tricolor, ha preferido montarse en el barco de la 4T, aunque eso implique una traición pública

y descarada.

Pero los ciudadanos no olvidan.

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La sociedad mexicana ya demostró en las urnas que está harta del PRI, del Verde y de los partidos oportunistas que solo buscan vivir del erario.

Las cifras no mienten: el poder adquisitivo ha caído, la deuda se disparó en el sexenio de Peña, y las decisiones políticas que llevaron al país a esta crisis contaron con el apoyo incondicional del Partido Verde.

Hoy quieren lavarse la cara, disfrazarse de aliados de la transformación y jugar al cambio.

Pero la realidad es que son los mismos de siempre con otro color en la camiseta.

Y si Morena y AMLO no tienen cuidado, terminarán con un traidor más en su equipo… esperando el momento perfecto para clavar el cuchillo por la espalda.

El PRI está muerto.

El Verde busca sobrevivir.

Y México observa cómo se reparten las ruinas del viejo régimen, con la esperanza de que esta vez, la historia no se repita.