🎤 Wyoming HUMILLA a Ana Rosa en directo: “¡Esto no es periodismo, es propaganda!” 🚨

El indigesto palo del Gran Wyoming a Ana Rosa Quintana en 'El Intermedio':  sí, lo dice

En un país donde los medios de comunicación se han convertido en una herramienta más del poder político y económico, resulta inevitable comparar dos modelos opuestos de hacer periodismo: el de Ana Rosa Quintana y el de El Gran Wyoming.

Y no hay color.

Mientras Ana Rosa se ha convertido en la voz propagandística de la derecha, escondiendo escándalos, blanqueando a políticos como Ayuso o Mazón y promoviendo bulos como el de la ocupación masiva en España, Wyoming sigue siendo uno de los pocos rostros

en televisión que se atreve a llamar a las cosas por su nombre.

Todo comienza con una escena surrealista: Ana Rosa intentando ridiculizar a Pedro Sánchez por, supuestamente, no mencionar la palabra “defensa” en una sesión parlamentaria.

Lo irónico es que en el mismo vídeo que emite ella misma, se escucha al presidente repetir más de 20 veces las palabras “seguridad” y “defensa”.

¿Periodismo? No.

Manipulación burda al servicio de una agenda.

Una metedura de pata que retrata no solo a Ana Rosa, sino al tipo de televisión que representa.

Pero no se queda ahí.

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Ana Rosa ha dado espacio en su programa a personas como Eduardo Inda, conocido por difundir noticias falsas y participar en la cloaca mediática contra Podemos, sin que esto le suponga la más mínima vergüenza profesional.

Ha permitido debates donde se justifica el uso de escopetas para enfrentar la ocupación —un fenómeno que afecta al 0,05% de las viviendas— como si estuviéramos en una guerra civil.

Ha omitido hablar del desastre de la gestión de Ayuso en las residencias de ancianos, con más de 7.000 muertos, y ha callado frente a la nefasta actuación de Carlos Mazón durante la Dana.

¿Y aún así pretende recibir premios por periodismo?

La comparación se vuelve inevitable cuando aparece El Gran Wyoming, una figura que, pese a las presiones, sigue diciendo verdades como puños desde “El Intermedio”.

No se calla cuando hay que señalar los pactos vergonzosos del PP con la extrema derecha.

No teme criticar a la clase política sin importar el color del partido.

No necesita ocultar muertos, manipular audios o emitir tertulias sesgadas.

Wyoming representa lo que debería ser el periodismo: incomodar al poder, no servirse de él.

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El vídeo también rescata la valentía de periodistas como Silvia Intxaurrondo, que se ha atrevido a preguntarle a Isabel Díaz Ayuso por el personal sanitario en plena pandemia o a ponerle las cartas sobre la mesa por banalizar el fraude fiscal.

¿El resultado? Marginación mediática, despidos encubiertos y veto en espacios donde la derecha no tolera preguntas incómodas.

Jesús Cintora sufrió lo mismo por hablar del rey y del bipartidismo.

Parece que en España, si no comulgas con el discurso oficial, tu tiempo en pantalla está contado.

Por eso Wyoming es una rara avis en la televisión actual.

Porque sigue ahí, aguantando, haciendo humor crítico y diciendo cosas que muchos medios ocultan.

Porque no recibe contratos millonarios del gobierno madrileño ni necesita blanquear a Eduardo Inda.

Porque mientras otros repiten consignas prefabricadas, él se atreve a pensar y hacer pensar.

El contraste se hace aún más obsceno cuando se recuerda que Ayuso ha firmado contratos millonarios con productoras ligadas a Ana Rosa Quintana.

¿Casualidad? No lo creemos.

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Es un pacto mutuo de supervivencia política y mediática: tú me defiendes en pantalla, yo te protejo desde el poder.

Así se construye la narrativa en un país donde la televisión es el principal instrumento de manipulación masiva.

Mientras tanto, personajes como Carlos Mazón presumen de “haber cumplido con su responsabilidad” tras una catástrofe que dejó más de 200 muertos.

Y nadie en Telecinco, por supuesto, se atreve a ponerle contra las cuerdas.

Pero Wyoming sí.

Y ahí está la diferencia.

La crítica también alcanza a cómo los medios presentan la realidad.

El propio Wyoming y Silvia Intxaurrondo lo denuncian: la mentira como estrategia, la equidistancia como coartada.

Cuando la verdad se relativiza al punto de poner en el mismo nivel a un científico y a un terraplanista, el periodismo ha muerto.

Y eso, precisamente, es lo que está pasando.

Por eso este vídeo no solo es una comparación entre dos estilos.

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Es un grito de alerta.

La televisión española está secuestrada por intereses económicos y políticos.

Y mientras Wyoming resiste, la mayoría de medios se hunden en un lodazal de propaganda, bulos y sumisión.

Así se entiende que Vox suba, que Ayuso arrase y que personajes como Mazón sigan en pie.

Porque tienen un ejército mediático detrás, mientras los pocos periodistas decentes son acallados, despedidos o censurados.

Lo que queda claro es que no se trata solo de Ana Rosa contra Wyoming.

Es el poder contra la verdad.

Es la manipulación contra el pensamiento crítico.

Es la televisión basura contra el periodismo con conciencia.

Y por eso Wyoming, a pesar de todo, sigue siendo imprescindible.