El Rey, que se encontraba disfrutando de unas vacaciones en Grecia cuando ocurrió el accidente, no ha dudado en volcarse con su amigo.

El pasado 1 de agosto, apenas una semana antes del grave accidente que mantiene a Jaume Anglada ingresado en la UCI del Hospital Universitario Son Espases de Palma, el Rey Felipe VI demostró una vez más que la amistad verdadera no entiende de protocolos.

El monarca acudió al concierto del cantautor mallorquín en el Real Club Náutico de Palma, tras competir a bordo del velero Aifos, y allí, entre aplausos y sonrisas, bailó y cantó ‘Échame a mí la culpa’, una escena poco habitual en la agenda oficial de Zarzuela, pero que refleja la cercanía que existe entre ambos.

La madrugada de este viernes, la calle Joan Miró de Palma, a la altura del número 330, se tiñó de tragedia. Anglada, de 53 años, permanece en la UCI de Son Espases, luchando por su vida, después de ser arrollado por un coche cuyo conductor huyó sin mirar atrás.

La colaboración de los testigos presenciales permitió posteriormente localizar al conductor huido y detenerlo. Según asegura El diario de Mallorca, se trata de un joven de unos 20 años que dio positivo en el control de alcoholemia.

El joven ya habría pasado a disposición judical por estar acusado de omisión del deber del socorro, lesiones por imprudencia grave y conducción bajo la influencia de las bebidas alcohólicas.

El accidente sufrido por Anglada el pasado viernes ha puesto en alerta a la Casa Real, que sigue con preocupación la evolución del artista.

El cantante sufre un grave traumatismo craneoencefálico, junto a fracturas en la cadera, mandíbula y costillas, además de la extirpación del bazo.

Pese a la gravedad y tras horas de angustia, el cantante ya está fuera de peligro, aunque sigue en la UCI bajo supervisión médica continua.

Una amistad contra viento y marea

La relación entre el Rey y Anglada no es fruto de un encuentro casual, sino el resultado de años compartiendo pasión por la vela y las tradiciones mallorquinas.

Se conocieron en el mundillo náutico, siendo ambos socios del Club Náutico de Palma, y coincidiendo tras los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, cuando formaban parte del equipo de regatas del buque de competición CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo).

Desde entonces, han mantenido una amistad sólida que ha ido más allá de las regatas y los conciertos.

En escenarios mucho más cotidianos, como el emblemático asador Nitos de Palma —un modesto local fundado en 1969 que es parada obligatoria para las visitas reales— el Rey Felipe y Anglada disfrutan de charlas y anécdotas entre pollos asados y viejas fotografías colgadas en la pared, donde la Mallorca auténtica se refleja las tradiciones que les une a ambos.

No solo los dos amigos comparten aficiones náuticas; también sus esposas, Pilar Aguiló, farmacéutica y nutricionista, y la Reina Letizia, han creado una amistad basada en intereses comunes como el deporte y un estilo de vida saludable.

La relación es tan estrecha que los Anglada suelen alojarse en Zarzuela cuando visitan Madrid. Como dicen los periodistas Daniel Forcada y Alberto Lardiés, Letizia valora esta amistad porque les permite estar «como en casa, sin tener que guardar las formas, en una casa normal y humilde, como la tuya o como la mía».