La polémica persigue a La Revuelta aún de vacaciones. Un incumplimiento de las normas municipales sanitarias podría ser considerada muy grave por el Ayuntamiento de Madrid.

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Ni siquiera las vacaciones consiguen silenciar el ruido. Aunque La Revuelta descansa en la parrilla de TVE, la polémica sigue corriendo detrás de David Broncano como una sombra que no entiende de paréntesis estivales.

Esta vez, el foco no es un chiste subido de tono ni una pregunta incómoda a un invitado. Esta vez hay papeles, denuncias… y un posible expediente sancionador que amenaza con traducirse en cifras de escándalo.

Todo ocurrió el 26 de junio, en pleno corazón de Madrid, bajo los focos del Teatro Príncipe de Gran Vía.

Sobre el escenario, la actriz María (Marien) Ibarguren presentaba su nueva serie, Los sin nombre.

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Hasta ahí, todo dentro del guion habitual de Broncano: bromas, promoción, alguna rareza escénica.

Pero entonces apareció la sorpresa: una tatuadora profesional, una voluntaria del público, una aguja, y un tatuaje en directo. Televisado. Aplausos. Entretenimiento, sí. Legalidad… no tanto.

El problema no es lo que se hizo, sino dónde y cómo. El Teatro Príncipe no es una clínica, ni un estudio certificado, ni un espacio sanitario autorizado para este tipo de procedimientos.

Según el Ayuntamiento de Madrid que preside el popular José Luis Martínez-Almeida ha confirmado la información a la Unión de Tatuadores y Anilladores Profesionales (UNTAP), el programa no contaba con ningún tipo de autorización para realizar el tatuaje en ese espacio, lo que desencadenó una denuncia formal por parte del colectivo profesional, tal y como publica El Confidencial Digital y ha confirmado ESdiario.

Y ahora, con el verano en su punto más alto, el consistorio de Martínez-Almeida ha abierto un expediente sancionador que podría oscilar entre una multa leve de 3.000 euros y una muy grave de hasta 600.000 euros, si se determina que la infracción vulnera la normativa sanitaria en su grado máximo.

No se trata de una ocurrencia menor. Las leyes que regulan estas prácticas —la Ordenanza de Salubridad Pública del Ayuntamiento (2014) y el Decreto 35/2005 de la Comunidad de Madrid— son claras: ningún procedimiento de tatuaje o perforación puede ejecutarse fuera de los espacios habilitados, sin protocolos sanitarios estrictos, sin personal debidamente cualificado. En La Revuelta, según denuncia UNTAP, no se cumplió nada de eso.

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La queja del sector va más allá de la legalidad: es una cuestión de responsabilidad mediática. “Se está jugando con la salud pública y con la dignidad del trabajo profesional”, han advertido desde la asociación. Lo que parece una simple broma televisiva, explican, puede desprestigiar años de lucha del gremio por limpiar su imagen, profesionalizarse y alejarse del estigma marginal.

El tatuaje en directo, que buscaba ser un guiño gamberro y viral, se ha convertido en una maniobra arriesgada que podría costarle muy caro a la productora.

El citado portal intentó contactar al productor ejecutivo de El Terrat —la casa detrás de La Revuelta—, sin éxito.

Ni mensajes, ni llamadas, ni correos electrónicos han recibido respuesta. Tampoco RTVE ha emitido ningún comunicado, pese a ser la emisora pública que respalda el formato.

Y mientras tanto, Broncano guarda silencio. Un silencio estratégico, quizás, o simplemente cansado.

Porque en esta historia, el programa se ha ido de vacaciones, pero la polémica se ha quedado de guardia.