La joven se ha quedado atónita al presenciar cómo su abuela preguntaba hace décadas a su suegra por Carlo Costanzia. “Es surrealista”

La reacción de Alejandra Rubio en el plató de ‘Vamos a ver’ (Telecinco) el pasado 11 de agosto de 2025 fue de asombro absoluto:

frente a las cámaras y ante la mirada de millones de espectadores, la joven se tapó el rostro, respiró hondo y pronunció con una mezcla de sorpresa y emoción la frase que luego se haría viral,

“Qué fuerte, mi abuela no ha llegado a conocer a Carlo conmigo”, al visionar una entrevista realizada por María Teresa Campos a Mar Flores en 1998 en la que la presentadora preguntaba por el entonces niño Carlo Costanzia.

El documento audiovisual, rescatado para el programa, muestra a una María Teresa curiosa y cercana y a una Mar Flores que, con la entrañable naturalidad que la caracteriza, responde: “Él es lo más bonito que tengo en mi vida.

Es el origen de la fuerza para seguir adelante en los momentos más difíciles y remontar”, palabras que ahora adquieren otro matiz al saberse que ese niño tendría años después una relación sentimental con la nieta de la comunicadora.

El visionado, emitido desde el plató de Madrid, provocó un silencio respetuoso entre los colaboradores; Alejandra, que siguió el archivo con la mirada fija en la pantalla, añadió:

“Es surrealista, pensar que hace tantos años de esto y que mi vida ahora sea así”, un comentario cargado de asombro y de la sensación de paradoja que suele traer consigo la historia familiar y los cruces del destino.

En su intervención, la joven no ocultó la emoción que le provoca recordar a su abuela —fallecida el 5 de septiembre de 2023— y subrayó cuánto le hubiese gustado que María Teresa conociera a Carlo en persona.

El origen de este vínculo reviste además otros elementos que han despertado debate y atención mediática. Según reconstruye la cronología, Carlo Costanzia apareció en televisión siendo niño —en aquel programa de 1998— pero su vida posterior estuvo marcada por altibajos:

la relación pública con Alejandra saltó a la escena en febrero de 2024 cuando la revista publicó las primeras imágenes de la pareja;

pocos meses después la pareja confirmaba que esperaba su primer hijo y, en diciembre de ese mismo año, nació el bebé que unió oficialmente a ambas familias bajo la mirada pública.

En marzo de 2025, Carlo culminó una condena de 21 meses por un delito de estafa agravada relacionado con la compraventa de vehículos de alta gama, episodio que el propio programa recordó al repasar su biografía.

A pesar de las sombras del pasado, Alejandra destacó el giro de la vida de Carlo: “Ha cerrado etapas, ha emprendido y hoy es padre; lo importante para mí es lo que somos ahora”, dijo en antena con la firmeza de quien defiende una relación en evolución.

La familiaridad televisiva fue precisamente la chispa que encendió la relación: la versión recabada por el programa señala que Carlo, ya adulto, vio en directo a Alejandra defendiéndole en un plató y se puso en contacto con ella a través de redes sociales; lo que comenzó como un gesto de curiosidad derivó en algo más profundo que, según la propia pareja, ha llevado a la paternidad y a proyectos profesionales conjuntos.

Entre esos proyectos figura la barbería que Carlo ha abierto en Vallecas, un local que combina peluquería y tatuajes y que, según fuentes cercanas, simboliza su deseo de reinvención.

En el plató, además del asombro por el archivo de 1998, se debatieron las ironías del destino y la naturaleza pública de los afectos en una familia mediática.

Terelu Campos, madre de Alejandra y figura conocida de la televisión, ocupa desde hace años un lugar relevante en la esfera pública;

Mar Flores, por su parte, no solo es la madre de Carlo sino una personalidad con una carrera propia que ahora ve cómo el pasado y el presente se entrelazan en un relato que resulta casi cinematográfico.

La periodista que presentaba el bloque en ‘Vamos a ver’ subrayó la coincidencia: “Ver a María Teresa preguntando por Carlo siendo niño y hoy ver en pantalla a su nieta con él es una de esas historias que solo regala la vida”.

La aparición del fragmento de 1998 no solo rememoró anécdotas familiares, sino que abrió también una conversación sobre segundas oportunidades y sobre la velocidad con la que la opinión pública puede juzgar trayectorias personales.

Ante las voces críticas, Alejandra dejó un mensaje claro: “La vida es compleja y no se reduce a titulares; lo que importa es el presente y el proyecto que construimos como familia”.

Aun así, reconoció que la mezcla de pasado televisivo y presente íntimo resulta a veces abrumadora: “Mi abuela fue un pilar; ver ese vídeo ha sido una experiencia intensa”.

El revuelo en redes sociales fue inmediato: usuarios compartieron fragmentos de la entrevista de 1998 y capturas de la reacción de Alejandra en ‘Vamos a ver’, generando comentarios que mezclaban nostalgia, sorpresa y, en algunos casos, críticas hacia la exposición mediática.

La historia alimenta además el interés por las conexiones entre generaciones en el mundo del espectáculo: cómo un plató de televisión puede, casi treinta años después, convertirse en escenario de una revelación personal que trasciende las fronteras del entretenimiento.

Mientras los protagonistas avanzan en su vida común —con la crianza del pequeño y los proyectos profesionales de Carlo en Madrid—, la secuencia vista en ‘Vamos a ver’ ofreció a la audiencia una lección sobre el azar, la memoria y la manera en que los lazos familiares se van escribiendo con el tiempo.

Para Alejandra Rubio, aquel visionado fue, sobre todo, una sensación de circularidad: “Es raro y bello a la vez; ver a mi abuela hablando de su futuro bisnieto cuando aún no existía pone la piel de gallina”, dijo, concluyendo una intervención que dejó a la audiencia reflexionando sobre las inesperadas vueltas de la vida.