Chus y Angelino pasaron una verdadera cena agradable, en la que intentaron conocerse el uno al otro, pero hubo dos motivos que lo mandaron todo al traste.

Un soltero de 'First Dates' incomoda a su cita con una sorprendente  propuesta: ''Va a ser que no''

Las citas de First Dates no siempre dan sus frutos al final de la jornada.

Lo que parecía una velada con frutos para la final de la ceremonia, se convirtió en una situación bastante incómoda para la soltera, que, pese a todo, supo sortear con bastante elegancia.

Chus y Angelino parecieron gustarse el uno al otro cuando se saludaron en la barra del restaurante de Carlos Sobera.

Los dos quisieron ponerse al día sobre sus vidas, sus relaciones pasadas, aficiones, a que se dedicaron y lo que esperaban encontrar en un experimento televisivo como este.

Foto: Chus y Angelino, en 'First Dates'. (Mediaset)

El hombre de 78 años tenía clara una cosa: la soltera tenía que desplazarse de Palencia a un pequeño pueblo de Albacete, si quería que la cosa funcionase.

Era como la línea roja que había marcado el soltero con la mujer de 71 años, a la que, además, le encontró un defecto que incluso le quiso revelar al final de la cita, sin remilgos. “No tendría una segunda cita, porque ella no está dispuesta a venirse enseguida conmigo”, llegó a confirmarle Angelino, algo disgustado por la posibilidad que le manifestó ella de llevar una relación a distancia y a través de la línea telefónica.

Chus sí barajó la idea de continuar hablando como amigos, para ver si podría surgir algo más en un futuro.

Angelino y Chus, en 'First Dates'. (Mediaset)

Sin embargo, al casi octogenario había una cosa que no le cuadraba del todo y que no tuvo más remedio que sacar a relucir antes de despedirse: “La veo un poco floja. Más envejecida. O sea, te veo muy buena mujer, créeme, pero, no”.

El rostro de la mujer cambió, pero la edición de la grabación del programa de Cuatro no dejó ver con total naturalidad su verdadera reacción, en el acto.

Chus se limitó a despedirse de él con total amabilidad e incluso emplazándolo a tomarse alguna cerveza para continuar hablando y sabiendo de sus vidas, pese al desafortunado comentario.