La presidenta de la UER, Delphine Ernotte -Cunci, ha enviado una carta urgente a las televisiones participantes sobre la participación de Israel en Eurovisión.

Eden Golan en Eurovisión

La disputa sobre la participación de Israel en Eurovisión 2026 ha alcanzado un punto crítico.

La Unión Europea de Radiodifusión (UER) decidió adelantar la votación prevista para diciembre, después de las presiones ejercidas por RTVE y otras televisiones públicas, ante lo que consideran “una situación de extrema preocupación” por la presencia del país hebreo en el certamen.

La presidenta de la UER, Delphine Ernotte-Cunci, envió una carta urgente a los miembros para convocar una reunión extraordinaria a principios de noviembre, con el objetivo de decidir si Israel continuará participando en el Festival.

“Nunca nos habíamos enfrentado a una diversidad de opiniones tan profunda. Esta cuestión requiere un debate democrático donde todos los miembros tengan voz”,

señaló Ernotte-Cunci, haciendo énfasis en la necesidad de defender la inclusión y la cultura del diálogo que representan los medios de servicio público.

El presidente de RTVE, José Pablo López, se convirtió en el epicentro de la polémica al comparecer ante la sesión de control del Congreso de los Diputados.

López afirmó con firmeza que permitir la participación de Israel supondría “un daño inmenso” al Festival y que la actual dirección de la UER está tomando decisiones que afectan seriamente la credibilidad del certamen.

“Es algo más que un Festival de canciones. La carga política es enorme. Si nada cambia, es probable que la canción de Israel pueda ganar este año en Viena”, lanzó López, dejando claro que para él, la cuestión no es solo musical, sino también ética y política.

La representante de Israel durante la semifinal de Eurovisión 2025

Durante su intervención, López explicó que la televisión pública israelí, KAN, ha respaldado de manera manifiesta las acciones del ejército de Israel en Gaza,

y criticó a la UER por no haber considerado alternativas propuestas por el Grupo de Referencia de Eurovisión, bajo la presidencia de Ana María Bordas.

“Hemos planteado varias soluciones y no hemos sido escuchados. Es fundamental que se respete el papel de las televisiones públicas en situaciones que implican derechos humanos y ética”,

aseguró, en un discurso que encendió la polémica entre los miembros de la organización.

La presión de RTVE no se ha visto replicada de manera uniforme. Mientras países como Eslovenia, Islandia, Irlanda y Países Bajos amenazaron con retirarse si Israel mantenía su participación, otras emisoras adoptaron una postura completamente distinta.

Alemania ya había advertido el año pasado que no participaría si se expulsaba a Israel, mientras que Francia reafirmó su compromiso con la edición 70 de Eurovisión y destacó el carácter apolítico del evento.

Croacia también se desligó de la posición española y se mantuvo firme en su apoyo al certamen.

En este escenario, Bélgica se sumaría a las naciones que consideran que la participación de Israel no debería verse comprometida, mientras que otras emisoras prefirieron mantener silencio o pronunciarse solo en privado.

La representante de Israel en Eurovisión 2025

La UER, ante esta tensión sin precedentes, emitió un comunicado donde explicaba que no le correspondía al Grupo de Referencia tomar la decisión final y que estaban elaborando un informe para considerar las distintas opciones.

Sin embargo, reconocieron que las inquietudes de las televisiones participantes eran legítimas y que la situación requería un debate más amplio y transparente.

“Estamos conscientes de que esta votación no solo es sobre música, sino sobre los valores que queremos representar”, señalaron los organizadores.

La carta de la presidenta de la UER a los miembros fue clara y contundente. “Se trata de una reunión extraordinaria ante una diversidad de opiniones sin precedentes.

Queremos que todos los miembros tengan voz y puedan participar activamente en la decisión sobre la permanencia de Israel en el Festival de Eurovisión 2026”,

escribió Ernotte-Cunci, en un intento por calmar tensiones y mostrar que la entidad busca un enfoque democrático y equilibrado.

La representante de Israel en Eurovisión 2025

Mientras tanto, en España, el debate sobre la postura de RTVE ha desatado controversia entre la opinión pública y los seguidores del certamen.

Muchos coinciden con López en que no se puede ignorar la situación política y los conflictos de derechos humanos vinculados al país participante.

Otros argumentan que Eurovisión debe mantenerse como un evento cultural y musical, separado de conflictos geopolíticos, y que la presión de España podría generar divisiones innecesarias entre las emisoras europeas.

El calendario para la votación adelantada ha sido fijado para principios de noviembre, dejando apenas unas semanas para que los miembros de la UER debatan, negocien y decidan el futuro de la participación de Israel.

La rapidez con la que se ha movido esta decisión ha sorprendido a muchos, ya que inicialmente se esperaba que la votación tuviera lugar en diciembre.

La urgencia, según la presidenta de la UER, responde a la necesidad de dar tiempo suficiente a todos los miembros para preparar sus posturas y asegurar que la decisión sea legítima y ampliamente respaldada.

Los comentaristas de RTVE lanzan una rotunda crítica ante la participación  de Israel en Eurovisión 2025: "Por la paz y la justicia"

El futuro de Israel en Eurovisión 2026 se ha convertido en un asunto de alta tensión política y mediática. La disputa no solo involucra a España e Israel, sino que ha dividido a la comunidad europea de radiodifusión.

La presión de RTVE y las amenazas de boicot por parte de algunas televisiones parecen haber sacado a la luz un conflicto latente sobre los límites entre cultura, música y política en uno de los certámenes más populares de Europa.

Mientras los días avanzan hacia la votación, las miradas estarán puestas en Viena, sede de la edición 70, y en cómo los distintos miembros de la UER resuelvan este dilema histórico.

Entre críticas, presiones y debates públicos, el mundo de Eurovisión se enfrenta a un momento decisivo donde no solo se juega el prestigio del festival, sino también la credibilidad de la organización que lo regula.

España, por su parte, continúa firme en su postura, advirtiendo que no permitirá que decisiones que puedan considerarse éticamente cuestionables pasen desapercibidas.

El desenlace de esta disputa determinará si Israel podrá competir en Eurovisión 2026 y, con ello, abrirá un nuevo capítulo en la historia del certamen,

donde la música y la política se entrelazan de manera inevitable, generando expectación, polémica y un debate que seguramente continuará más allá del próximo festival.